La Habichuela es una niña muy segura
pero que se suele a meter en una serie de fregaos importantes.
Generalmente no se cae ni se esmorra o se da golpes tontos que
resuenan mucho y hacen que su padre y yo contengamos la respiración
pero ella sigue tan pancha y nos relajamos. Y simplemente hay días
que se levanta con dos pies izquierdos y no hay manera oiga. Paso que
da, paso que acaba con un golpazo y un berrinche monumental.
Hoy tiene uno de esos días. En lo que
llevamos de mañana se ha pillado los dedos con un cajón de la
cocina. Después de 45 minutos de thermomix conmigo detrás
intentando evitarlo, en el minuto 46, ¡zasca! Se ha pillado la
mano. Y claro, berrinche. Que me diréis que saque a esa niña de la cocina pero es imposible. Toda la semana lleva pegada a mis pies y la mochila decía que para mi.
He montado un portátil para poder
escribir y me he puesto en el salón para estar con ella. Mi nuevo
salón, con su espacio diáfano, su puzzle acolchado de 2x2, su sofá
mullidito... Pues aquí la tengo, debajo de la mesa dando vueltas y
agarrándose de pies, cazadoras, batas y sillas como si fueran lianas. Y en una de esas se ha
colgado de la cazadora del Mozo (que no tiene bemoles a colgarla en
su sitio), se ha metido debajo, se ha puesto a botar y.... coscorrón
contra el asiento de la silla. Berrinche.
He quitado (miento, he tirado al suelo
con muy mala leche el abrigo del Mozo) la cazadora del Mozo y he
seguido escribiendo después de consolarla y distraer su atención
con un servilletero de madera que le regaló su tía yaya (Bambini).
Ha durado unos 5 minutos. Se ha levantado y ha vuelto a jugar al
juego de las sillas por debajo de la mesa del comedor, entre mis
piernas. Al final se ha enredado con las patas de otra silla y se ha
esmorrado. Berrinche.
El problema viene cuando el golpazo que
se da es de los buenos. Y ese ha sido el caso de este último golpe.
A Habi le dan espasmos del sollozo. Y por supuesto, en esta ocasión
le dio otra vez.
¿Y esto que es?
Esto es que en medio del berrinche
monumental, y siempre que no conseguimos calmarla nada más empezar,
mi niña se encasquilla. No respira. Y ella se da cuenta y se asusta
y empieza a agitar piernas y brazos desesperada mientras se pone cada
vez más roja. Y ni p'alante ni p'atrás.
La primera vez que nos pasó me asusté
mucho. Había leído sobre ello pero en directo da mucha impresión.
La segunda vez le pasó con mi madre y cuando me quise dar cuenta ahí
estaba la abuela, muy asustada sacudiendo a la Habichuela (NUNCA
hagáis eso: podéis lesionar a vuestro bebé). Mi pobre madre se
llevó una gran reprimenda fruto de los nervios y estuvo unas semanas
no dejando que la Habichuela campara libre por si se caía (y claro,
así se cae más xD).
¿Qué hago yo cuando esto pasa? Lo
primero es mantener la calma. Recojo a la Habichuela, me la cargo a
la cadera como buena gitana y le hablo bajito. Si el espasmo sigue le
soplo suave en la cara. Si sigue, bajo hasta el suelo y saco el arma
infalible: que la Perrucha Chucha la huela.
Se que no son consejos muy ortodoxos
pero es mi experiencia y no he tenido que pasar de ahí. Habi vuelve a coger aire (y vaya
si coje) y lo exhala con todas sus fuerzas en un grito a medio camino
entre el cabreo, el terror y el consuelo. Y se aferra a mi como un monito y no hay quien se la despegue.
Una vez ha pasado el espasmo, el
berrinche sigue. Y sigue bastante fuerte. Yo me quedo a su lado,
abrazándola y hablándole tranquila. Así se tranquiliza ella y me
tranquilizo yo.
Y es que no me termino de acostumbrar y
siempre que pasa temo llegar al siguiente paso: desmayo y desconexión
habichueril. No se si sería capaz de mantener la calma en ese
momento (supongo que si porque es lo que nos queda).
Y vuestros hijos, ¿sufren o han
sufrido espasmos del sollozo? ¿Cómo los habéis solucionado?