jueves, 31 de mayo de 2018

La depresión postparto. Sintomatología en primera persona

Como os contaba en ESTA entrada, me han diagnosticado la temida depresión postparto y aquí sigo, lidiando con la bestia (con mucho más éxito que al principio, he de decir).

Y todo esto me tenía bloqueado el blog. Porque tengo muchísimas cosas de las que hablar pero, ¿como iba a hablar de ellas sin contar lo que realmente estaba pasando por esta cabecita hobbita de bien? Así que, pese a tener entradas escritas, decidí no publicar nada hasta que estuviera preparada para hablar de la depresión postparto en primera persona. Y eso estoy haciendo ahora mismo. Ante todo, disculpad si el post queda extrañamente redactado puesto que es un tema complicado desde el punto de vista personal. Este es un post muy íntimo, de una enfermedad que no le deseo a nadie pero que está ahí. Que todas podemos pasar y que se sale. Yo aún no, pero desde luego estoy mucho mejor que al principio. De ello dan fe unas cuantas amigas blogueras virtuales (¡hola Ariel! ¡Hola Soñadora! ¡Hola Hisosaki!) y reales (hola Hirosaki, again! ¡Hola Amiga con conocimientos!:p)...

A lo que voy. Este va a ser un post muy personal, probablemente un poco fuertecito en lo que voy a decir y me encantaría no acabar recibiendo como reciben muchas madres cuando hablan de este tema. Supongo que es algo a lo que me expongo pero necesito sacarlo fuera. De nuevo, incidir en que me da la sensación de que son enfermedades con tratamiento a largo plazo y que no me van a dar el alta en bastantes meses (aunque me encantaría que me dijeran que esto en dos telediarios se cura). Que podría hacer un compendio de datos y más datos sobre que es y que no es la depresión postparto y daría un poco igual porque es una información que tenéis a golpe de google en cuanto queráis. Lo que voy a contar es como me dio a mi, mi sintomatología, mi saber 'que algo no va bien' (creo que ya se intuía en el post que hice sobre el babyblues) y el sentimiento de culpa, o más bien rabia, por no saber salir del pozo. Por supuesto yo recomiendo que, si alguna de las que leéis el blog os sentís identificadas con algunas de las situaciones que voy a relatar, pidáis cita con vuestro médico de cabecera. Porque puede no ser DP o puede serlo. Y si lo es, es peligrosa y tenéis que estar en seguimiento por el sistema de salud.

Y sin más dilación, vayamos al lío.

jueves, 24 de mayo de 2018

Depresión postparto

Sigo por aquí pero con un bloqueo creativo importante. Digamos que el baby blues del que os hablé resultó no ser tal. Tengo depresión postparto y me la están tratando pero mi ánimo está en modo montaña rusa.

No quiero un blog triste pero tampoco quiero contar cosas que no son. No se como enfocarlo porque al fin y al cabo, puede que mis niñas lean estas cosas en el futuro y, aunque no soy de edulcorar, soy consciente de que a ciertas edades no te gustaría leer ciertas cosas sobre tu infancia y tu relación con tu madre. O si, quien sabe.

El caso es que mi Pulguita se merece tener una madre sana mentalmente hablando y aunque lo estoy trabajando, esto va mucho más lento de lo que me había imaginado. 

Al mismo tiempo, creo que es coherente con este blog y sus lectores hablar del tema pero es tan difícil de enfocar... Desde luego no estoy preparada para afrontar un ataque de madres alfa, yo que desde que Habi llegó a este plano de la existencia, soy mas bien del equipo alfalfa, y el problema está en que los sentimientos e ideas que te atraviesan el cerebro en medio de una DP son muy atacables si no tienes una perspectiva clara sobre de que va la vaina.

Así que prometo intentar hablar del tema, no dejar atrás otros y volver a desahogarme por aquí al pie del cañón. Pero con paciencia porque desde luego no estoy en mi mejor momento y tengo tantas actividades, grupos y médicos a lo largo de la semana que tampoco logro centrarme y escribir.

Y como siempre que escribo cosas así tormentosas, os pido ronda de chistes. ¡Que no decaiga el ánimo!