La luz al final del túnel

Han pasado unos cuantos meses ya desde la última vez que estuve por aquí y es muy probable que no quede mucha gente (¡hola gente!). Sin embargo, me hacía mucha ilusión contaros a los supervivientes que estéis por aquí que estoy, como quien dice, en prealta. 

Que lo de estar en prealta es algo que me invento yo, que ya sabéis como soy, pero el caso es que, si. Estoy de prealta. 

¿Y que es una prealta? Me preguntas clavando tu pupila en mi pupila.... estoooo. A ver, que me disperso. 

Estar de prealta, en mi mundo particular, significa que estoy muy bien. Mejorando tanto que el psiquiatra ha decidido retirar la medicación y verme, nada más y nada menos que en octubre.

(WEEEEEE!!! Aplausos, aplausos. Gracias, gracias... I grew in a place called Alcobendas....).

Total, que aquí la Hobbita se encuentra desde hace ya una semana sin ningún tipo de soporte químico en el hipotálamo. ¿Y todo bien? Bueno. Teniendo en cuenta que me ha vuelto la regla, que fueron las elecciones y que no he conseguido plaza en ninguna guardería para la Pulga, pues digamos que solo tuve bajona el lunes (que fue cuando salieron las listas provisionales de admitidos en los Madriles). Una vez pasó el lunes pues ya ha vuelto la remontada. 

La verdad es que me encuentro fenomenal. Que el vínculo con mi Pulga es espectacular (lo hemos trabajado mucho y se nota) y Habi es una niña genial (dentro de sus tres años intensos).

Sigo con la psicóloga perinatal trabajando con la Pulga y con la psicóloga del CAF trabajando con el Mozo pero también me ven bastante bien y yo creo que el alta está prácticamente a la vista. 

Y me lo noto y se me nota. Tengo ganas de hacer actividades con las niñas, de inventar, de imaginar, de crear. Hacía mil años que no conectaba el ordenador si no era para buscar papeles de Hacienda, temas de alquileres o temas de trabajo. Y sinceramente, encender el ordenador para eso, es un poco asquete. Sin embargo, hoy me he sentado a escribir. ¡Y qué sensación!

Es volver a tener ganas de contar cosas, estar de humor, descansada (ejem, esto último supongo que sabéis que es un fail como una casa). Casi no me salen las palabras, tengo que pensar y me siento oxidada. Oxidada pero creativa. ¡Qué cosas! ¿Verdad?

Así que nada, espero que no pasen otros 4 meses y que pueda ir volviendo poco a poco a la normalidad blogueril. Que se os echa de menos, snif, snif.

Contadme un poco, ¿como van vuestros retoños? ¿Tenéis solucionado el año que viene?