sábado, 18 de julio de 2015

La situación laboral de una hobbita hacendosa II



Nos habíamos quedado en que mi jefe se empezó a mosquear.... Podéis leer la entrada completa en este post.

Primero vino de buenas. Luego ya empezaron las amenazas que no llegaban vía él si no a través de compañeros de trabajo a los que empezó a fastidiar enfrentándonos, como si en lugar de un equipo (consultorio + hospital de referencia, lo que me vendieron en la entrevista) fuéramos dos clínicas de la competencia. 

Empezó a obligarme a operar. A mi la cirugía no me gusta, no porque no se me de bien si no porque no es mi campo. Se hacer las 4 cirugías básicas, no las hago mal, pero no me gusta. Me pone nerviosa. Además, estaba en un consultorio. Eso significa que no tenía un quirófano como tal. No tenía máquina de anestesia inhalatoria, ni monitor, ni mantas de calor, ni infrarrojos, ni personal (mi ATV era genial, una de las mejores con las que he trabajado, pero NO es anestesista). Además, tenía un hospital a dos manzanas así que, por qué razón hacer una mala cirugía en un centro pudiendo hacer una buena cirugía dos manzanas más abajo?. Se lo hice saber y mi jefe hizo lo que mejor sabe hacer: dar un rodeo para conseguir que hagas lo que quiere. 

Me dijo que no iban a ser cirugías como tal. Que serían operaciones menores, cirugías de poca duración y que se pueden hacer con anestesia inyectable. Solamente castraciones de gato macho y limpiezas de boca, para quitar trabajo al hospital, que están hasta arriba. 

Las castraciones de gato macho, vale pero.... ¿las limpiezas? Yo se que se pueden hacer (en fin, todo se puede hacer), pero sinceramente, no es una forma profesional de hacerlas y yo estoy mucho más tranquila con un animal bien intubado y sabiendo que no tendré una neumonía por aspiración como complicación adicional, ni un reflejo vagal al extraer una pieza dental.

Llegamos al acuerdo de las castraciones y limpiezas sencillas, sin extracciones. 

Al final tuve una reacción paradójica a la anestesia inyectable que viene a ser que el animal, en lugar de dormirse, se pone como una moto, ve enanitos verdes y te quiere comer si te acercas. No pasa nada. La resolutiva Hobbita llama al hospital para que me suban la ambulancia, bajarle abajo y dormirle en condiciones (algo a mi modo de ver muy sencillo). Mi jefe se negó. Dijo que tenía que hacerle la limpieza. Que le inyectara más. Me negué. Ni voy a matar un perro por hacer una mala anestesia ni voy a arriesgar mi mano por pensar en el perro. Al final logré que se lo llevaran pero se que no le gustó. 

El vaso se desbordó cuando, a 5 minutos de cerrar un sábado, uno de esos sábados infernales en los que todo el mundo se pone de acuerdo para venir sin cita al veterinario, con la sala de espera todavía llena de gente (en su mayoría abuelitas con caniches, yorkis y pomeranias adorables sentados en sus rodillas) entró un quinqui con una bulldog francés sangrando por la vulva y con un sospechoso perfil. Cesárea de urgencia de una bulldog que lleva más de un día de parto y que ya tuvo una cesárea previa. El tipo viene llorando, gritando, que la quiere mucho (la quiere tanto que ni la esteriliza, ni ahorra para la cesásea que seguro que le va a tocar). Y que no tiene dinero para pagar., lo que en el idioma del veterinario significa:

MARRONACO.

Como no tenía quirófano, llamo al hospital. Se desentienden porque conocen al jefe (yo todavía no). La perra me estaba poniendo la sala de espera fina de sangre. El dueño, el mostrador fino de mocos. Las señoras de la sala de espera estaban así:


Pero le ayudarás, ¿verdad? ¿Salvarás a la perrita y a sus cachorritos?


MEGA MARRÓN.

Pero la Hobbita es resolutiva así que tomó una decisión. Voy a llamar a mi jefe a su casa, que para eso es MI jefe y que tome ÉL la decisión, que para eso es SU clínica, SU imagen y SU problema. Si me dice que adelante, genial. Si me dice que no, pues tendré que dar la cara y apechugar con la decisión del superior directo y jefe de la clínica. La respuesta de mi jefe fue gloriosa: 'Haz lo que quieras bajo TU responsabilidad' (Dios, jefe, tengo un marrón gordo, dígame si o no). Pues no hubo forma. Dejó la responsabilidad en mis manos sin advertirme de las consecuencias con lo que tomara la decisión que tomara iba a estar mal.

(continuará...)

8 comentarios:

  1. Madre del amor hermoso! Menudo hijo de la gran p... No sé cómo acabará la historia pero debió ser un momento horrible (parar tí, para la pobre perra y su dueño).
    Creo, con la mano en el corazón, que el título honorífico de jefe anormal se lo merece este individuo sin ningún tipo de ecrúpulos (y mira que he tenido jefes anormales).
    Pfff... asco de gente.

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    1. Ains... Pues es lo que me tocó. Unas cuantas como esa. Esta ya fue el mega-marrón. Y así te encuentras: sin respaldo, como si la clínica fuera tuya pero sabiendo perfectamente que no lo es, con una ansiedad que te subes por las paredes....

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  2. Madre mía, santa paciencia, y vaya marrón. Ese hombre no tiene ni nombre...
    Y aun suerte que tú tienes algo de moral y cariño por los peludos porque al final los que salen malparados son ellos precisamente, una pena.
    Esperando el desenlace...aunque con la mano en un puño... Besos.

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    1. Esa perra es carne de cañón. En realidad todavía me pregunto si tomé la decisión adecuada ya que sigue con su dueño (ese que ya la ha preñado dos veces, la ha hecho pasar por dos cesáreas de urgencias, que no paga, que no esteriliza....) Estoy 100% segura que los cachorros los quiere para vender y que la perra le interesa un culo.... Pero ahí si que no te puedes meter U_U. En fins, ojalá me equivoque pero creo que ese animal acabará muerto porque al final se negarán a atenderle en algún sitio.

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  3. Que rabia da leerlo! Yo he tenido que aguantar a un jefe similar pero nunca llegué a estar en una situación tan límite. Leyéndote, creo que seguro que hiciste lo más profesional para resolver el marronaco que te tocó. Espero el siguiente capítulo.
    Besos!

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    1. Como le decía a x+y.... yo creo que la decisión tomada fue una de las muchas que pude tomar y no estoy segura de si fue o no la adecuada :(

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  4. Marronaco, marronaco, alguno que otro me he chupado yo sin tener que hacerlo.
    Y esas limpiezas dentales de aquella manera ni te cuento, además las hacía yo, ¡encima!,.
    Yo también dejé de trabajar como ATV por no terminar odiando ese trabajo que tanto me gustaba.

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    1. Es una lástima. Con lo bien que se pueden hacer las cosas y además sacar dinero de ello para vivir dignamente. Claro que el problema está cuando quieres más y más y no sabes donde parar. Al final tienes empleados quemados, casos infernales y, esta es la mejor parte, a Hacienda detrás del cogote ^_^

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