Hace una semana, armada con mi lista de alimentos permitidos y prohibidos, acudí a la frutería de mi barrio, un lugar peculiar en si mismo. Es como un pequeño teatro con su cajera borde que en realidad no es borde (de hecho creo que tiene un corazón tierno y todo pero que estar rodeada de tanta cebolla no puede ser bueno), su reponedor argentino y dicharachero que increpa a las señoras para que no le palpen la fruta y ellas se marchan creyendo que las han piropeado, sus hojas lacias de acelgas, sus aspersores que te riegan a traición.... Total, que ahí estaba yo y empecé a echar cosas en la cesta para empezar con mis experimentos culinarios.
A unos buenos calabacines se les unieron unos nabos y unos puerros y con ellos he preparado una receta brutal en la que no tenía demasiadas esperanzas. Nos ha dado para comer dos buenos cuencos que hemos completado con dados de pollo a la plancha.
Es una comida completa, apta para dietas bajas en histamina, celíacos e intolerantes a la lactosa. Es ligera, por lo que sirve también para una buena dieta aunque para hacerla 100% ligth habría que cambiar la leche de coco por una leche desnatada o una leche vegetal tipo soja.
Aquí os dejo la receta.
Aquí os dejo la receta.
- Ingredientes (para 2 personas)
- Un calabacín
- La parte blanca de un puerro
- Un cuarto de nabo pelado
- Una cucharadita de jengibre
- Una cucharadita de comino molido
- Un vaso generoso de leche de coco casera
- Una pechuga de pollo
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta al gusto
- Preparación:
Lavamos bien el calabacín si vamos a utilizarlo con piel (que es mi caso) o lo pelamos si no nos gusta. Lo cortamos en cubitos y lo echamos a una cacerola con aceite. Rehogamos.
Añadimos el nabo y el puerro limpio cortados en daditos y rehogamos todo junto unos 10 minutos.
Añadimos la sal, el comino y el jengibre, removemos y añadimos la leche de coco casera, previamente agitada para que se mezclen bien las dos capas.
Llevamos a ebullición, bajamos el fuego y dejamos 20 minutos cociendo a fuego medio-bajo.
Transcurrido el tiempo se tritura con una batidora hasta dejar la consistencia de una crema. Podemos aligerar la crema añadiendo más leche de coco, agua o caldo.
Mientras se cuecen las verduras podemos aprovechar para preparar los dados de pollo.
Troceamos en cubos o tiras la pechuga, ponemos una sartén con aceite de oliva al fuego. Cuando esté caliente, echamos el pollo y lo salteamos a fuego vivo. Podemos añadir pimienta o sal en este punto. Yo, como soy una sosa de la vida, me lo salto.
A mi me gusta servirla en un cuenco añadiendo los dados de pollo como si fueran una guarnición.
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