Porteo: luces y sombras (II)

Os comentaba la semana pasada que, pese a lo mucho que me está gustando portear, el fular no termina de ser ese objeto mágico que me habían vendido. Esa lámpara de Aladino que, al frotarla consigue que todos tus deseos se hagan realidad. Y es que, efectivamente, el fular no es mágico. Y requiere un aprendizaje.

El fular es, simplemente, otro objeto más que la puericultura pone a nuestra disposición para facilitarnos un poco la vida pero  idealizarlo no es bueno. Creedme. A mi me ha pasado y ahora mismo le estoy viendo tanto ventajas como desventajas. De ahí estos post, para que tengáis una visión (personal ante todo) un poco más realista del porteo y que no os decepcionéis al empezar llegado el momento. Y os lo dice alguien que está encantada y super feliz con el porteo y que no se arrepiente de haberse iniciado en este mundo pero que es consciente, por un lado, de lo mucho que le queda por aprender y, por otro, que con un bebé las normas nunca no siempre se cumplen.

1. El porteo es mucho más barato que comprarse un carro. De nuevo, debo dar la razón a medias y es que nadie duda que un fular es infinitamente mas barato que un carro (aunque como en todo hay calidades, marcas y objetos artesanos preciosos y carísimos) y sin embargo nadie me había advertido de algo que a día de hoy me parece de cajón de madera de pino: vas a necesitar recambios. Muchos recambios. 

Y es que la semana pasada Habi tuvo unos días reguleros y se dedicó a regurgitar como si no hubiera un mañana. La niña del exorcista la llamaba yo. En apenas unas horas me quedé sin baberos (y la tuve que limpiar con kleenex y papel de cocina, ¡ole esa madre hobbita! >_<), eché a lavar tres camisetas propias, varios pijamas Habichueriles, las dos sudaderas de mis dos únicos pijamas, me vomitó en su cuna, en mi cama y en el sofá. Y por supuesto, en el fular. Todo acabó en la lavadora (menos mal que esos días hizo sol) pero yo veía dar vueltas al fular dentro de mi lavadora y advertí que mi plan pro-porteo y anti carrito tenía lagunas:

Y ahora, ¿como saco yo a Habi de paseo?

Así que tuve que sacar de su caja a la Boba 4G, ajustármela y calzar a Habi dentro con su adaptador para recién nacidos sintiéndome la peor madre del mundo en el proceso. ¿Por qué? Pues porque, tras meses informándome acerca del porteo ergonómico, soy consciente de que la Boba es una gran mochila a partir de los 6 meses (o desde que se mantienen sentados) pero no es lo más recomendable para usar con recién nacidos pese al adaptador. Me veo a mi misma siendo duramente criticada por el grupo de porteo ergonómico del facebook pero... ¡ey! ¡Ha sido por causa de fuerza mayor! Y una ligera imprevisión por mi parte. 

¿Y qué pasó el segundo día de secado del fular? (porque tardó dos días en secarse el puñetero, pese al sol)

Que Habi vomitó la mochila y aquí estoy, saliendo a pasear en una mochila vomitada que huele a yogur, con el fular tendido y pensando en cual sería el número aceptable de portabebés ergonómicos a tener en un hogar hobbito de bien. :/

2. Con el porteo harás vida normal y no tendrás que sortear barreras arquitectónicas. Totalmente de acuerdo con lo segundo. Puedes moverte por la ciudad y el campo sin problemas: escaleras, tierra y barro no te detendrán. Museos, cines (en sesión teta, of course), centros comerciales, supermercados, bares y restaurantes no supondrán un reto para ti. Eso si, he dicho 'moverte'. Y es que la hora de hacer la compra se complica si cada vez que tienes que echar algo a la cesta tienes que hacer una sentadilla (eso si, se me va a poner un culo precioso) y el comer... ¡Ay! ¡El comer! La Hobbita es de naturaleza un pelín guarrilla, ya lo advierto, pero he de confesaros que desde hace unos días he empezado a comer con babero. Y es que tapo a Habi con una muselina del primark de esas de a 1€ antes de ponerme a zampar. Vamos, que Habi parece un mantel de picnic :$. Y es que ya la he montado en un par de ocasiones y, sinceramente, 1€ duele menos que lo que cuesta una mochila o un fular. El otro día el Mozo me indicó que nuestra niña tenía caspa en el pelo y corrí a comprobarlo para constatar que:

- No, cielo, son migas. U_U

También me comí un trozo de gofre con todo el cuidado del mundo y el chocolate acabó cayendo chorreante sobre el fular (desde aquí pido encarecidamente ayuda para sacar manchas de chocolate de un fular de bambú). Comer sopa se me antoja impensable ya no por lo sucio (que también) si no por lo caliente (y es que va a acabar encima de Habi seguro). 

Que digo yo que todo se solventaría con un simple nudo en la cadera pero... ¡sigo en prácticas! 

Un comentario anónimo en el otro post hablaba de esto pero no se que ha pasado que solo se lee desde mi e-mail. ¡Ni unas tapas se podía tomar este anónimo a gusto sin pringar al retoño o al fular! Como yo, que a ver como me lo monto en mi boda. ¬_¬

3. El fular es lo único que funciona para los cólicos. MENTIRA. Lo único que funciona para el cólico del lactante y el dolor por los gases es el tiempo. Yo no dudo que les venga bien y de hecho, Habi se pasa el día o en brazos o porteada y la verdad es que sus episodios de gases son cortos. Sin embargo, el episodio es a diario y en ese momento no hay bemoles a meterla en el fular. Y llevarla en brazos y en vertical tampoco la suele aliviar mucho. Ni tumbarla. Ni hacerle la bicicleta. Ni.... Vamos, que contra los gases no podemos hacer mucho y que ese invento mágico de los dioses que era el fular ha resultado no ser tan mágico ni tan infalible, al menos en nuestro caso U_U (como os decía más arriba, no hay dos niños iguales y el primo de Habi solo se calmaba cuando mi cuñada lo metía en el fular y se marchaba a la calle a dar un par de vueltas cuando ya estaba desesperada).

Y vosotros, ¿estáis de acuerdo con las sombras del porteo que os traigo hoy? ¿Os funcionó frente a los episodios de cólico? Viendo que probablemente tenga que invertir en otro portabebé, ¿qué me recomendáis para utilizar desde recién nacido? (me atraen los mei-tai pero no se si serán muy engorrosos)