Nuestra Nochevieja

Este año el Mozo y yo tomamos la decisión de que la cena de Nochevieja se haría en nuestra casa. No nos apetecía tener que estar moviendo a la Habichuela de aquí para allá, en una noche de locos y borrachos, rodeados de petardos y con lo que le gusta a la niña el coche. Así que se habló con la familia del Mozo, que es con quienes pasamos estas fiestas, y aceptaron venir a nuestra casa.

Entonces llegó la angustia a mi vida: ¡Oh, cielos! ¿Qué es lo que he hecho?

Lo reconozco: me asusté. El Mozo estaba como loco enumerando platos y platos de menú. A mi me parecía que íbamos a hacer un banquete gargantuesco. Además, la gente de Alcalá me da más miedo que los gallegos. Y eso que los gallegos dicen que si en una boda no hay 10 platos de mariscos diferentes, no ha habido boda ni nada. Y es que los de Alcalá son muy brutos con la comida (y si no lo creeis, os reto a iros de tapas por allí). 

Menos mal que habíamos hablado con la familia y les encargamos que trajeran ellos la parte de entrantes .

La lista del Mozo daba, a mi entender, para invitar a 40 personas:

- Patés (de mis padres y sus tíos)

- Langostinos (de mis padres)

- Lomo (de mis suegros)

- Queso (de mis suegros)

- Jamón (de sus tíos y mis padres)

- Mujol (de mis padres)

- Pan de jamón (reconozco que esto fue idea mía de mis tiempos con el venezolano).

- Ensalada (cortesía del primo R.)

- Pollo al chilindrón (caserito hecho en casa)

- Tiramisú (ojú, mi primer tiramisú. ¡Que rico, oiga!)

- Dátiles con queso y nueces (cortesía de su tía)

- Queso con membrillo (que se nos olvidó sacarlo y todo)

- Ponche crema (venezolano también, pero preparado por el Mozo).

- Bombones, turrones y polvorones y demás dulces que acaban en -ones.

¿Pues os quereis creer que no sobró más que un tupper con dos canapés de paté y un par de lonchas de queso? Somos una familia hobbita gochona. No hay más que añadir.

La velada estuvo graciosa. 

Comenzó temprano, por la mañana. El Mozo y yo teníamos que terminar de preparar lo que no nos dio tiempo el día anterior y además, montar la mesa recién adquirida en el IKEA. Nada más abrir el paquete miré al Mozo y solo dije:

- ¡Oh!

- ¿Oh, que? - me respondió él.

- Cariño. Hay pocas cosas en la vida a las que yo, una hobbita de bien, les tenga manía. Una es mi Abuela y la otra son los muebles de color marrón.

Porque si, amiguitos. Pese a lo plasta que me puse diciéndole al Mozo que si estaba seguro de que estábamos cogiendo la mesa correcta, en color negro, y que él me resoplara varias veces.... ¡era marrón! ¡MARRÓN! El próximo día portea él, nganganganganga.

>_<

El daño ya estaba hecho y ahora cada vez que entro en el salón tengo que ver la puñetera mesa marrón pero bueno, ya hemos dicho que la devolveremos. Algún día. Sip. U_U.

Montarla estuvo divertido, con la Habichuela saltando entre tablones. Al día siguiente había aprendido a evitar obstáculos que déjate tú de juguetes montessori y dale una buena sesión de bricolaje a mi niña.

Por la tarde empezaron a llegar familiares. Como son de Alcalá y familiares del Mozo llegaron una hora antes de lo previsto. Sip. Lo bueno es que a Habichuela tuvo muchos abuelos a los que divertir y ellos tan contentos. Lo malo es que mi cocina se convirtió en un caos, con el cuñado Z. y el primo R. metidos allí conmigo y con el Novio de mi Madre. 

Cenamos y Habi se lo pasó muy bien devorando pan en su trona mientras todos los abuelos alababan su buen comer. Realmente no quiso probar nada más pero mira, tan contenta, sacando miguitas de pan del cuscurro con su recién adquirida pinza.

Luego tomamos las uvas con la Pedroche y Chicote, que al Novio de mi Madre le encanta zapeando. Con respecto a la polémica vestido guay, liberación de la mujer, etc, etc, no diré nada. O bueno si, ¡qué cojones!

Explicación gráfica de por qué el vestido de la Pedroche es un MACROmachismo como una casa

Después de las uvas, el cielo cayó sobre Mordor. Y es que el Mozo siempre me ha dicho que como en su barrio de Alcalá no hay nada (hablando de petardos). Este año se tuvo que tragar sus palabras. Y es que en Mordor es dar la última campanada y parece que estemos en Fallas. ¡Mi pobre Perrucha Chucha! Menos mal que hicimos la cena en casa. Solo por ella creo que el año que viene lo vamos a repetir. Animalito... Habi nos miraba con cara de no entender mucho pero se lo pasó bomba. Además la tía del Mozo le regaló un cuento de pájaros que cantan que la tiene fascinada. Hizo las delicias de esta familia que estaba tan falta de relevo generacional. Ahora si puedo decir que las fiestas navideñas, molan. Porque con niños mucho mejor, ¿no?

¿Dónde celebrásteis la Nochevieja? ¿Qué tal la experiencia?