Facilitando la vida: la Thermomix

Lo confieso.

Soy de la Secta.

Soy de la Secta desde hace muchísimo tiempo.

Soy de la Secta desde hace exactamente treinta años. Los que tengo. Ni más ni menos.

Todo esto tiene una explicación. Mi madre se hizo de la Secta de la Thermomix cuando me tuvo. Solo en purés, bechameles y gazpachos, como dice ella, se amortizaba la compra. Además, reconozcamos que mi madre tiene muchas cosas buenas pero cocinar.... ngá. Cocinar no, mamá.

La compra resultó ser un éxito en su época. Después de mi madre cayeron mi abuela y mis 4 tías. Todas con sus flamantes TM3300. Más bonicas.... venga a triturar y triturar, haciendo purés, bechameles y gazpachos. 

Mi pequeñuela.... un minuto de silencio por su alma U_U

Y entonces llegó la TM 21 y mi tía A. se cambió de máquina. Y después mi tía V. Y finalmente llegó a TM31 y mi madre se hizo del club (y después se cambiaron mi abuela, mi tía Y. y mi tía C). Y entonces llegué yo, que, por si no os habéis dado ya cuenta, soy una experta en reutilizar lo que los demás no quieren y heredé la ya no tan flamante TM3300 de mi madre.

Entendedme. Yo era una jovenzuela recién independizada, con muchos gastos y amante de la cocina. Así que la pequeña trituradora ha pasado 12 años más en mis manos, haciendo purés, bechameles y gazpachos. Y masas, muchas masas, y recetas de pollo y pescado utilizando el peque-cestillo metálico con capacidad para una ración ^_^. Nos hemos mudado juntas 5 veces porque allá donde acababa mi culo yo, venía ella detrás. Ains, que tiempos. 

Entonces llegó el Mozo a casa y empezó a encargarse de la tarea de quitar el lavavajillas. Y nunca, NUNCA me apretaba bien las cuchillas >_<. Y yo siempre las comprobaba antes de utilizar la máquina. Hasta que pasó lo que tenía que pasar. No lo comprobé y mi pequeña se bebió una mermelada de fresas a 100ºC. Por el motor. U_U.

Pese al accidente, mi pequeña siguió funcionando aunque no volvió a ser la que era. Digamos que tanto azúcar en el cerebro no le vino demasiado bien y andaba un poco como el Sombrerero Loco.

Mi pequeña después de beberse una mermelada

Llevamos un año renqueante hasta que en una de esas cenas glamourosas de pizzas caseras con las que de vez en cuando nos homenajeamos, mi pequeña decidió atascarse en la velocidad máxima y tomar las riendas de su vida. Vamos, que se negó a devolvernos la masa de pizza de su interior. Hubo que forzarla y ahí la tengo desde entonces, aparcada, esperando a ver si me da por desmontarla y limpiarle los engranajes para que otra persona la aproveche, snif. Eso si: 30 años ha durado el maquinón. Amortizado más que de sobra.

Ese día mi Mozo me dijo que había llegado el momento de despedirse de la TM 3300 pero que como me debía un huevo de pasta, si quería él me compraba la nueva, la TM 5, y reducía deuda. 

Así que llamé a mi contacto en Thermomix y le pedí ofertas. Y no. No me compré la nueva porque me hicieron una oferta genial en la TM 31, con dos vasos, 6 libros, funda-de-transporte-que-no-sirve-para-nada.... Lo que todo acólito de la secta puede desear.

Y aquí estamos, mi nuevo robot y yo. Y yo estoy encantada, haciendo miles de experimentos y comidas sin manchar prácticamente nada, preparando tres comidas a la vez y leyendo, escribiendo en el blog o redimensionando la hobbito-casa mientras tanto. 

Porque si en algo se diferencia la TM31 (y modelos superiores) de mi pequeña TM del pleistoceno, es en la capacidad y la posibilidad de cocinar sin triturar (algo que se podía hacer en pequeñas raciones unipersonales en la mía, pero desde que estoy en pareja esa opción prácticamente no la utilizaba). Eso además del poco ruido que hace la nueva porque, reconozcamoslo, mi dinosauria era de los 80 y en los 80 el país vivía de un modo diferente, menos preocupado por los decibelios.

¿Cómo me facilita la vida? Como ya he dicho. Mi rutina diaria pasa por estar sola en casa dedicada a mis actividades. Yo pongo la TM a cocinar y sigo con mi vida. Además me salen cantidades suficientes como para tener preparado el tupper del Mozo del día siguiente y un par de raciones más para 'El día de las sobras' (que es ese día que debería existir en todo hogar del mundo mundial).

Por la noche solemos hacer comidas más ligeras. El día que estoy menos cansada suelo hacer un tandem de guarnición de arroz saborizado mientras en el recipiente varoma preparo la cena al vapor. Por ejemplo, preparo un arroz indio de guarnición y arriba hago un pescado en papillote con patatas al vapor. Así tengo la cena (pescado y patatas), puré de patatas con las patatas que sobran, guarnición de arroz para comer solo, o con carne o para echarlo en sopas a lo largo de la semana y abajo, el caldo con el que he saborizado el arroz me da para una sopa rápida alguna de esas noches en las que vuelvo reventada a casa del paseo de la chucha (o del teatro, que ultimamente estamos muy teatreros en esta casa).

En resumen: aunque utilizo mucho la TM hay muchos días (prácticamente media semana) en que no tengo que molestarme en hacer comidas ni cenas porque ya lo tengo preparado de días anteriores. Creo que esto, que ya a día de hoy me viene genial, me vendrá que ni pintado cuando tenga a mi niña reclamando toda mi atención.

Además, en mi oferta venía un vaso extra. Al principio me parecía una frivolidad. Ahora que lo tengo estoy feliz de la vida. Un vaso en el lavavajillas mientras preparo la comida en el que está limpio. No tengo palabras. Bueno si: ODIO fregar y no veais lo que me cabreaba tener que lavar a mano a la dinosauria cuando me la encontraba cochina (porque se me había olvidado poner el lavavajillas, que me pasa mucho).

Y por supuesto sigo con mis masas, mis panes, mis bollos, mis bechameles, mis purés y mis batidos. 

Con el gazpacho no. A la Habichuela no le gusta. Lo dejó claro en pleno agosto U_U.

Y por supuesto, si me dura otros 30 años, tiene el cielo ganado.

Vosotros, ¿sois de la secta o por el contrario sois de los coherentes seres humanos que tratan desesperadamente de rescatarnos a los acólitos de las garras del Monstruo? ¿La utilizáis? ¿La conocéis? ¿Le sacáis partido?