Síndrome del nido: el apasionante mundo del armario

Como padres primerizos tenemos muy claro que le queremos dar lo mejor a nuestra pequeña Habichuela. También tenemos claro dónde vivimos y el espacio real con el que contamos pero eso nunca ha sido un problema porque La Hobbita es una experta en decorar espacios pequeños y ya lo tiene todo en su cabeza. 

Esta semana andamos a vueltas con el armario de la peque. 

El armario viejo llevaba conmigo 6 años y está como nuevo. Era un armatoste barato, de 120cm del Carrefour que a lo largo de los años he ido tuneando para adaptarlo a mis nuevas circunstancias. Cuando compré la pocket casa hobbita me quedé muchos muebles de los viejecitos que vivían allí pero justo no tenían armario y este me casó más por precio que por medidas. Era una megaoferta de zapatero + cómoda + armario. El zapatero ya lo revendí hace tiempo y la cómoda sigue con nosotros. Creo que de momento se queda pero por poco tiempo. 

Este armario estuvo en mi dormitorio durante 3 años. Era mi armario. Luego llegó el Mozo y tunee una parte de ese armario con más baldas. Cuando la relación con el Mozo se afianzó, nos liamos la manta a la cabeza y terminamos de montar nuestro dormitorio con armarios decentes, cómodas y un canapé y el armario se marchó a mi estudio, como armario de los abrigos y la ropa blanca. 

Ahora es el momento de que vaya a hacer un buen servicio a otra buena familia ^_^. Para ello, lo puse a la venta en el segunda mano por un precio simbólico y en menos de 6 horas estaba vendido.

Ese mismo día fuimos a comprar un armario PAX de IKEA. Tenemos ya experiencia con estos armarios y estoy encantada. Fue la solución perfecta para aprovechar nuestro dormitorio sin gastarnos una fortuna. También ha sido la solución para crear un trastero (si, como lo oís, un trastero) en el estudio del Mozo. Y ahora va a ser la solución para el armario de nuestra peque. 

De primeras lo va a tener que compartir con nosotros mientras pienso una solución buena para el tema de nuestros abrigos y mochilas pero como será un bebé, no le importará. Espero que, para cuando sea adolescente, a su madre le haya pagado su ex-jefe y nos podamos mudar a un palacio se le haya encendido la bombilla, jiji. 

Nuestro modus operandi con estas cosas es siempre el mismo: esperamos a la oferta mensual de armarios de IKEA, que ha tenido a bien ser este mes de octubre, compramos la estructura del armario, y con el descuento que te dan en tarjeta regalo volvemos al día siguiente y compramos el interior. En este caso vamos a modificarlo un poco porque necesitamos algunas cosillas extras y vamos a aprovechar para comprar todo (que nos lo suban a la más alta torre) y con el descuento volveremos a por la cuna de la Habichuela ^_^.

Como nota de experta en armarios de IKEA os aconsejo lo siguiente:

1. Diseñarlo con paciencia en casa usando su herramienta. No desesperar porque a veces no funciona o porque hace guiños epilépticos. Imprimirte la lista de la compra e ir a tiro hecho al almacén para evitar las famosas y no por ello menos apasionantes discusiones de pareja en el IKEA. Antes de ir, comprobad la disponibilidad del producto.

2. Montarlo entre dos personas. Intentad que esa persona NO sea mi madre, esa mujer capaz de matar a su propia hija tirándole encima un armario.... ¡¡¡3 veces!!!! Ese día la eché de casa y le dije que se diera un paseo y que no volviera hasta recibir mi whatsapp indicándole que podía pasar para admirar su armario terminado. 

3. Anclarlo a la pared. No siempre intenta matarme mi madre, no vayáis a pensar de la pobre. No en vano, tengo sus genes y yo misma me auto-tiré el armario de mi dormitorio encima cuando fui a anclarlo a la pared. Glorioso. Salí viva e indemne porque además de sus genes rompetechiles tengo sus huesos de adamantium (¡¡¡Algo bueno me tuvo que tocar en la herencia genética!!! ^_^).

4. No tengáis miedo de tunearlo. Es IKEA. Es barato. Yo pienso pintarle un lateral o alguna puerta con pintura de pizarra en un futuro, engancharle unos cuantos pomos que hagan las veces de perchero en las puertas y probablemente le cuelgue cajas para tizas o le pegue algún espejo. 

¿Y que nos ha pasado al final?

Que hay ropa tirada por el salón a la espera del nuevo armario. Que la ropa blanca la he tenido que meter en la vitrina en la que tenía todo mi material veterinario. Que hay material veterinario desperdigado por el estudio del mozo. Que al 'trastero' hay que darle otra vuelta para lograr encajarle todas las bolsas de deporte que he sacado del armario viejo. Que hemos dormido dos noches en el sofá porque la cama estaba colonizada por cosas. Que he encontrado fotos viejas de mi infancia y de mi padre y se me ha hecho un nudo en la garganta.

Que cuando llegó el armario nos encontramos con que la Hobbita lleva muy bien su embarazo pero que no podía montar el armario, así que tuvo que dirigir al Mozo cual capataz (esto estuvo divertido, jeje). Que cuando estuvo montado, decidimos anclarlo en su lugar definitivo (al principio íbamos a dejarlo en un hueco que teníamos pero ya que, dada mi experiencia volcándome armarios encima (véase punto 3) había que anclarlo si o si, el Mozo dijo que nos dejábamos de mamonadas sandeces y lo poníamos en el hueco definitivo. Que para ponerlo en el hueco definitivo hubo que descolgar cuatro estanterías con libros que no quise vender. Que ahora los libros están en torrecitas por el estudio. Que por 2 cm no cabía así que decidimos serrar (si, serrar, con serrucho) mi mesa de trabajo (así que hubo que desmontar el ordenador). Que cuando fuimos a serrar nos percatamos de que nos habíamos dejado el serrucho en el otro traje (en el piso de unos colegas cuando les ayudamos con los rodapies). Que hubo que bajar al chino a por un serrucho. Que todo lo anterior se tradujo en 2 días para montar un armario y cenar pollo a la bolsa con una toalla en el suelo, cual picnic y lo más importante:

Que estamos muy, muy, muy felices preparando el cuarto de la Habichuela ^_^