El síndrome del nido: la IKEA Experience

Hace un par de fines de semana, fuimos al IKEA de nuevo, esta vez acompañados por los suegros. Los padres del Mozo son unos abuelitos entrañables pero hay que reconocerles dos puntos (reconocidos y sufridos a conciencia durante 25 años por el Mozo):

1. Son un par de muermos.

2. Son vampiros energéticos. 

Esto hace que solo pensar en pasar una tarde con ellos se nos haga muy cuesta arriba (solemos ir a comer, darles un poco de conversación de la cual no suelen retener más del 20% y huimos vilmente con la excusa de ir al Decathlon o el Leroy Merlin o el Alcampo de Alcalá city, a ser posible antes de las 17h). 

El caso es que decidieron unilateralmente que nos iban a regalar el carro para la Habichuela y así nos lo comunicaron en una de las comidas. Rápidamente les explicamos que no íbamos a tener carro por los problemas logísticos que asolan nuestra vida (podéis consultarlos todos detalladamente en este otro post). Mi suegra, a día de hoy sigue sin verlo del todo claro (ella no es como mi madre en este aspecto, ya os hablaré más de su vida porque es genial y da para un personaje de novela pero el caso es que moderna, lo que se dice moderna, no es) pero lo aceptó bien y dijo que entonces se hacían cargo de la cuna. Y ahí quedó todo. 

Entonces, otro día que volvimos a comer con ellos, mi suegra nos comentó mega-super-osea-emocionadísima que había visto una PRECIOSA cuna de NIÑA en una tienda. ¡Horror! Mi mente solo podía pensar en rosa pastel, lazos, doseles y borlas de nata. Lo confirmé al preguntar (yo soy una científica que intenta no creerse nada hasta tener confirmación oficial) qué entendía por cuna de niñA. 

Mirada rápida al Mozo y nos entendimos rápido. 

- Mamá, que mejor vamos al IKEA, que ya tenemos algunas cunas miradas, y la cogemos ahí. 

Así que así se nos planteó el domingo. Con dos ancianitos que nunca en su vida habían pisado el IKEA, emocionados y preparados para asistir a una especie de parque temático del mueble, dispuestos para asistir a lo que nosotros seguimos llamando a día de hoy la IKEA Experience.

Y es que si a mis suegros los mantienes entretenidos, parece que te roban mucha menos energía y además, es bonito ver como van descubriendo las cosas como si fueran niños (aunque con mucha menos inocencia, claro). 

El domingo elegido, allí nos plantamos con un elaborado plan. 

1. Iniciar la jornada MUY temprano: quedar MUY pronto con los suegros y llevárnoslos a desayunar a la churrería de mi barrio que ofrece porras obscenas. No, en serio. Cuando te plantan la porra delante, tu primer y único pensamiento será: 'A mi ESO no me cabe'.

Observe el lector el tamaño de la porra en relación con la cucharilla teniendo en cuenta la perspectiva y que prácticamente no cabía en la foto, ¡la muy obscena!

2. Terminar con rapidez la misión encomendada: entrar directamente al almacén con mi lista de la compra ya preparada e impresa desde casa, coger la cuna, el colchón, el protector del colchón y unas sabanitas baratas, cargarlas en el coche y seguir con la IKEA Experience. Así evitamos las hordas de gente zombie que asola el IKEA los domingos por la mañana.

3. Empezar la IKEA Experience: el Mozo se llevó a la pocket casa hobbita los bártulos y paquetes adquiridos en menos de media hora y yo me lancé a la aventura (sola) con los suegros. Es que si no, no podíamos volver a casa los cuatro más una cuna en el coche ^_^. Menudo paseo que les di por la exposición. Mi suegra, encantada, tocando los muebles, pidiéndome que le enseñara la doble función, tocando las maderas y las telas, decidiendo lo que le gusta y lo que no.... Se compró un soporte para ordenador portátil porque lo vio superútil para hacer sudokus.

Para apoyar el portatil, para traducir, para hacer sudokus.... ¿alguien da más?

Mi Mozo regresó un poco después y le pareció superútil para traducir sus libros de rol. Así que ahora tenemos en casa una cuna y un soporte para ordenador portátil. Y un colchón nuevo para la perrucha chucha, que se cargó el anterior y el Mozo vio este cojín para banco monísimo y se lo agenció.

Para que la chucha tenga un estupendo colchón pero pese a todo el Mozo la deje subirse al sofá que es donde al final se pasa el día entero  >_<.

Mi suegro iba probando todos los sofás (creo que el pobre estaba literalmente roto) y contándome cosas raras sobre la encimera de su cocina y lo mala que es la gente que le tiene que instalar una plancha de acero inoxidable encima, porque está fea, y que quieren cometer (HORROR!) la blasfemia de instalarle el fregadero utilizando silicona en vez de pegamento del bueno y que hoy en día la gente no sabe nada de nada y..... Y desconecté, la verdad. Aunque soy consciente de que siguió con el tema hasta que volvimos a casa. También le dijo algo al Mozo de que el silestone era un montón de detritus y trozos de lavadora antiguas machacadas y prensadas para hacer encimeras muy caras, que lo había leído en Internet. El Mozo también confiesa que desconectó, por su salud mental. 

Al final del recorrido de la primera planta, les compramos unas albóndigas suecas y un salmón a la plancha para comer. Tan contentos. Mi suegra me intentó tirar albóndigas de su plato al suyo y al no conseguirlo (ya soy toda una experta en esquivar su manía de echar en mi plato toda la comida que ella pide y luego no quiere) se la echó al suegro y al Mozo. El suegro se cabreó y se negó a comerse la albóndiga lanzada a traición ofrecida. Acabó tragándosela el Mozo que la veía muy solitaria a la pobre, en el plato que antes albergó un salmón. Mi suegra es así: una ex-monja (si, ex-monja, os dije que su historia molaba mil) que reparte caridad aunque no la quieras. 

Decidimos que dejaríamos para otro día la IKEA Experience de la planta inferior, que estábamos ya muy cansados ^_^. 

Cuando se marcharon los suegros nos pusimos a hacer nuestras cositas de domingo. Ordenador, leer, hacer ganchillo, traducir.... Esas cosas que hacemos el Mozo y yo. Y de pronto, él se asomó a mi estudio (y futuro cuarto de la Habichuela) y me dice:

- El caso es que me están dando ganas de montar la cuna....

No hizo falta decir más. Aquí tenemos el resultado. Os confieso que, una vez montada, lloré un poquito de la emoción :').

Foto sin luz, hecha de noche porque empezamos muy tarde a montarla pero con mucho amor acumulado ^_^

Y vosotros, ¿tenéis suegros muermos a los que hay que entretener cual animadores profesionales para que no os roben vuestra preciada energía? ¿Cómo recordáis vuestro 'momento cuna'? ¿Cuándo la montasteis? ¿Al principio, al final del embarazo o en el medio, como nosotros?