Lo que el fin de semana nos dejó

Este fin de semana ha sido extraño. Muchas actividades y a la vez, la sensación de que no pasa el tiempo. Mucho cansancio y a la vez, sensación de que no me apetece tirarme a la bartola porque me ahogo. 

El fin de semana comenzó en viernes, que es lo que acostumbran a hacer los fines de semana. Yo fui a comer con mis padres y aproveché para pasear a la Perrucha Chucha, comprar fruta y esperar al Mozo, que es mi cargador oficial de fruta y verdura. El viernes él había quedado con el marido de Mami Reciente para irse a jugar al paddle y nosotras íbamos a pasar la tarde juntas para luego irnos a cenar con otros amigos. 

Pues el Mozo llegó estresado pero luego se le pasó porque fuimos capaces de atravesar la ciudad sin comernos el atasco y por un camino completamente nuevo. Así somos nosotros: con la hora pegada al culo y lanzándonos a la aventura. Nuestra máxima es: si total, por el camino normal no vamos a llegar porque mira como está la M40 un viernes a las 16h, vamos a probar por otro lado, a ver si llegamos. En esta ocasión se nos dio tan bien que hasta hubo que chocar los puños en plan "Brothers del Bronx". 

La tarde continuó a solas con Mami Reciente y su Bebé. Estaba esperando a unos clientes para vacunar y desparasitar y la estuve ayudando. En realidad, la consulta de conejos se la pasé yo porque la Bebé decidió que había mucha gente desconocida en su casa y unos bichos muy raros que no identificaba bien y se puso a berrear como si no hubiera un mañana para demostrar su descontento. ¡Nos quedó MUY claro! Por un lado me dio morriña, volver a pasar consulta. La verdad es que hay días en los que echo de menos trabajar. Luego vinieron los cuatro perretes a vacunar, dos de ellos nos echaron los dientes, otro se meó de miedo por la casa y otro no paraba de ladrar y se me pasó la morriña xDDD. En esa consulta me dediqué a cargar vacunas y preparar sellos que además ya era muy tarde y me empezaban a doler las piernas, la pelvis, la espalda, el culo.... ¡todo! ¡Y aún nos quedaba la cena!

La cena no estuvo mal aunque echaba de menos al Mozo. Sin embargo, ver a la Bebé de Mami Reciente disfrutar de un gajo de patata asada y un cuscurro de pan no tuvo precio. El BLW mola, aunque el sábado tuvieron un episodio de atragantamiento pelín grave y ahora Mami Reciente está tristona, reticente, sintiéndose muy culpable y de bajón. U_U. 

El sábado también nos deparó otro episodio de bricolaje memorable, digno de quedar plasmado en los anales de la historia. El Mozo recibió (por fin) el brazo para anclar a Mostrenca II (recordemos, la macrotele que se regaló) y no podía esperar a anclarla a la pared. Y como no, hemos seguido con nuestra tradición de peregrinajes varios a las tiendas del barrio por no tener el material adecuado al alcance de la mano, se nos han gastado productos a mitad de proyecto y hemos blasfemado y reído a partes iguales. Es lo que tiene el bricolaje en pareja: que une mucho después de una primera fase de gritos y reproches (quien nos viera hace tres años y quien nos viera ahora). El sábado se nos fue entero, por tanto, en montar lo que llamaremos 'El Brazo Robot'. ¡Miento! También fuimos invitados a casa de mis padres a comer el famoso cocido del Novio de mi Madre, que sabiamente nos sobornó con comida rica y contundente a cambio de que le instaláramos el móvil nuevo en el coche. Y que le conectáramos un DVD a su nueva adquisición: otra Mostrenca II para la casa de mis padres. Menos mal que ellos no pretenden anclarla a la pared porque habría sido glorioso tener que montar dos brazos en un día.

Sofisticado sistema de sujeción made by El Mozo

El sábado estuve rara. A pesar de las risas, de los paseos, del tiempo perdido montando el Brazo Robot... El sábado tenía miedo de ponerme de parto. Es una estupidez porque, en serio, estoy deseando conocer a la Habichuela, pero justo el sábado no me venía bien. Y no me venía bien porque el 13 de febrero era el cumpleaños de mi padre (el de verdad) y sinceramente, no me apetecía. Y es que, aunque yo no creo en estas cosas, sigue removiéndoseme algo por dentro cuando tengo que celebrar el cumpleaños de mi madre el mismo día que me recuerda que ya hace unos cuantos años que me quedé sin Yaya. Pues sinceramente, no quería cumpleaños de Habichuela y de padre muerto el mismo día. Ese día ya ha pasado así que ya puede nacer cuando quiera. Es curioso porque no me importaría que la Habichuela naciera en el cumpleaños de mi Yayo pero no tenía gana ninguna de que compartiera fecha con su abuelo genético :/. Curiosidades de la psique humana. 

Este fin de semana también ha sido San Valentín. Reconozco que es una fiesta que a mi, particularmente, ni me va ni me viene. No la he celebrado nunca, con ninguna de mis parejas, ni siquiera con el Mozo. Y sin embargo, este año es nuestro último año como pareja (el año que viene será nuestro primer año como familia), el último mes siendo dos y me ha apetecido celebrarlo haciendo una tarta de fresas, que es de las que más le gustan al Mozo. Además, el domingo hizo un día asqueroso en Madrid. A ratos llovía, a ratos medio nevaba y a ratos simplemente hacía una temperatura que me empañaba los cristales de la pocket casa hobbita. Vamos, que no estaba el día como para salir a festejar nada y menos con esta barriga que ya casi no me permite andar con propiedad. Entre el dolor de pelvis, los andares de Fraga y el calambre en el chumino he decidido que es mejor quedarme quietecita en casa por lo que pueda pasar :p. Así que comida rica para dos (y un tupper, que una es romántica pero práctica) y tarta de fresas para celebrar el amoL mientras esperamos a la Habichuela. 

Y vosotros, ¿cómo habéis pasado el fin de semana? ¿Celebráis San Valentín o sois más de San Faustino? A las mamis recientes de la sala, ¿cómo es el primer San Valentín en familia?