Primer día en el hospital

El día 19 de febrero de 2016 vino al mundo, mediante cesárea programada, nuestra Habichuela. 

Es muy extraño acostarte por la noche pensando en el día siguiente, levantarte por la mañana e ir camino al hospital sabiendo que, en unas horas, tendríamos a nuestra pequeña en este plano de la existencia. Lo que llevamos dos años deseando. 

Llegamos al hospital. Como éramos programados, nos metimos por la puerta principal. No hubo que utilizar las urgencias. Yo llevaba molesta con dolores fuertes de regla desde la noche anterior aunque lo atribuí al estrés. Una vez allí, nos sentamos en unas sillas acolchadas junto con otras 5 parejas a esperar a que llegara una enfermera a buscarnos. Llegó, nos nombró y tuvimos que realizar el papeleo de admisión. Luego, a seguir todas a la enfermera como patitos a Mamá Pata que nos llevó hasta la Sala de Expectantes. Ese fue el primer momento de separación del Mozo, que tuvo que quedarse con el resto de acompañantes en la sala de espera mientras nos preparaban a las seis.

Una vez en expectantes, nos dieron unos camisones enseñaculos con unas buenas y amplias batas de lunares. Todo glamour. Nos los pusimos y nos asignaron camas. Había mucho personal entre matronas, auxiliares y celadores y la verdad es que nos hicieron la estancia muy amena. 

Nos sacaron sangre, en mi caso me pasaron la encuesta de donación del cordón umbilical (ya había advertido que quería donarlo), nos conectaron a monitores y allí llegó la sorpresa. Me dice la matrona:

- Anda, mira. ¡Si estás de parto, con contracciones! ¿No te molestan?

- Ah. Pues si, pero pensaba que era estrés. 

- Pues no cielo. Ya lo siento porque vas a experimentar lo mejor de los dos mundos.

Dice mi Amiga con Conocimientos que Habi tiene carácter desde hace mucho tiempo y que en su nacimiento no iba a ser menos. 'Bueno, vale, hoy nazco... pero porque yo quiero, ¿eh? ¡No porque lo digas tú!'

Y allí me quedé, conectada a monitores, en ayunas, sin poder beber, oyendo a Habi y viendo las contracciones. Éramos dos cesáreas programadas, dos inducciones, una versión externa y una muchacha a la que habían subido desde paritorios, no se muy bien por qué. 

Eran las 8'15 de la mañana y más o menos a las 9'15 estábamos todas listas y permitieron que entraran los acompañantes. Y allí estuvimos. El Mozo y yo, oyendo a la Habichuela, viéndola moverse y despidiéndonos de la barriga, imaginando como sería tenerla entre los brazos. Y el pobre Mozo tuvo que escuchar por enésima vez a la Hobbita diciéndole que la cuidara mucho en el piel con piel, que no la dejara, que le hablara muchísimo y le cantara canciones de mi parte. Reconozco que estaba un pelín asustada. 

El problema fue que todo se retrasó porque desde paritorios se nos 'coló' una cesárea de urgencias a la gitanilla y a mi (que éramos las dos cesáreas). Así que entre unas cosas y otras yo fui la última en pasar a quirófano. 

El momento en el que llega el celador, desancla la cama y te empieza a llevar por los pasillos aterra un poco, no os voy a mentir. Al menos a mi me subía una sensación como de que me llevaban al matadero que no es normal. Pero es que yo soy una Hobbita muy sentida. Puede que a vosotras no os pase. 

Una vez allí se presentó todo el equipo médico. Muy majos y sonrientes. Mi anestesista se llamaba Marisol y tengo que agradecerle que se quedara conmigo toda la cesárea porque... ay. ¡Menuda cesárea!

Me hicieron una anestesia regional raquídea con lo cual me ahorré el llevar el catéter de la epidural inserto. La sensación es muy extraña y me empecé a poner nerviosa. No pierdes el tacto pero si la sensibilidad al frío y al calor y, por supuesto, al dolor pero notas cosas y a mi, entre que soy una borde a la que no le gusta nada que le toquen y encima la sensación al tocarme era como irreal, pues.... Pulsaciones por las nubes. ¡Qué vergüencita! Y eso que intenté controlarme respirando hondo y poniendo en práctica técnicas de relajación.

Enseguida empezó la intervención. Llegaron los pediatras. Mi amiga pediatra también se había cambiado con una compañera para que la cubriera en neonatos y venirse al quirófano conmigo, a explorar a la Habichuela ^_^. Y de nuevo, vergüencita. Me saluda con su gorro, su pijama, su mascarilla y yo:

- Te acabo de reconocer por las gafas, ¡tía!

¡Si es que solo se le veían los ojillos a la muchacha! Así no hay quien reconozca amigos. 

La cesárea no me gustó pero como el post está quedando largo-largo ya os cuento porqué en el post de mañana. Dejémoslo en que no fue nada bonito U_U.

Lo que si fue hermoso fue el sonido de la Habichuela por primera vez. A las 12:59h nacían a mi niña. Yo no la veía pero la oía. ¡Menudo carácter! Nació berreando, siguió berreando y les llamó de todo menos bonitos a cada persona que la cogía. Los pediatras se la llevaron un momento y yo solo la oía mostrar su más absoluto descontento mientras mi amiga me decía que estaba genial y que era un parto de libro. Se fue un momento y me la trajo para que la viera. Me la pegó a la cara para que la oliera y la sintiera y Habi se calló. Fue mágico. Luego se la volvió a llevar a la adjunta que estaba oficialmente en mi parto y me dijo que ella se iba a hablar con el Mozo. Cuando la pediatra oficial terminó con Habi me la trajo otro ratito antes de llevársela a hacer el piel con piel con su papá. Habi ha sacado un 10 en el test de Apgar en el minuto 1 y otro 10 en el minuto 5 lo que es absolutamente inusual ya no en un parto normal, si no en una cesárea (orgullo de madre, el primer 10 de mi niña! ^_^).

Finalmente no pudimos donar la sangre de cordón porque nada más nacer Habi, colapsó y la nena se lo quedó todo (tendremos que tener unas palabras acerca del tema de compartir más adelante ¬_¬). Una pena pero bueno, otra vez será.

Y luego acabé en REA cuatro hermosas horas de las que no me enteré porque me debí quedar traspuesta en el séptimo cielo de los sueños. El Mozo si que se enteró, el pobre. Resulta que se equivocaron y le dieron mi cama a la cesárea de urgencias y a nosotros, programados, nos dejaron sin cama. ¡Ole! El personal estaba cabreado pero ya no podían hacer nada. 

Cuando por fin nos asignaron habitación, coincidió con el cambio de turno pero finalmente nos reunimos los tres. Fue un momento mágico también, ver a mi peque en su cunita, a su padre (sher-papi) rebosante de felicidad, derramando orgullo por todos sus poros y embelesado cada vez que miraba a su Habichuela. Las enfermeras me ayudaron a ponérmela al pecho y me explicaron algunas cosillas quedando a nuestra disposición para lo que hiciera falta. Eso si, no me dejaron beber hasta casi las 19h, lo que fue bastante tortura. Y estaba encamada, atada a varios cables, la sonda (y la bolsa) del pis y sueros varios. Y un elastómero que me trajo por la calle de la amargura y al que luego eché mucho de menos cuando me lo quitaron xD.

Pasamos unas cuantas horas los tres juntos, mirándonos, probando la teta y los papis rezumando baba por su bebé. El Mozo no paraba de decir que lo habíamos hecho muy bien y me estuvo contando su experiencia con el piel con piel, que también da para otro post así que os dejo con las ganas hasta el miércoles. 

Mis padres se pasaron a última hora a saludar y ver como había ido todo. A mi madre se le caía la baba y su novio estaba muy contento porque por fin tenía 3 nietos y 3 nietas (es muy geométrico él y le encantan las simetrías xD). Con su llegada, el Mozo se pudo escapar a comer un poco. A mi me trajeron la cena poco después. 

La primera noche fue un poco caótica por mi culpa ya que me obsesioné con si la niña respiraba o no y no podía dormir. Habi se portó muy bien y apenas protestó (solo un poco para pedir su ración de teta) pero yo no paraba de despertarla y darle sustos, no fuera a ser que no respirara (de nuevo, vergüencita). Dicen mis amigas que es normal y que les pasó lo mismo (menos a mi amiga, Madre Soltera que dice que ella no sintió nada de eso y que pasó una noche de lo más relajada). Mi madre también dice que es normal y que a ella también le pasó. El caso es que, normal o no, yo caí en la trampa del agobio nocturno así que al día siguiente imaginad mi estado. Todo ello amenizado con entradas y salidas de las enfermeras cada poco tiempo de la habitación para atenderme y controlar mi estado y el de mis heridas. 

Y así, llegó la mañana y con ella, nuestro 2º día de hospital....

<< Continuará...>>

¿Cómo recordáis vuestro primer día en el hospital? ¿Como fue el personal que os recibió? ¿Os sentisteis bien atendidos y reconfortados por ellos o tuvisteis una mala experiencia?