Cambios después del parto

Que el cuerpo cambia después del parto es algo que creo que todos tenemos bastante claro. ¿Lo tenemos? Si, claro. Lo tenemos clarinete siempre y cuando sea ANTES de dar a luz, ello es: durante el embarazo. Luego llega la realidad y te da una cruel colleja por la espalda. Como cuando ibas al cole U_U.

Es cierto que en mi caso me veo realmente bien. No se, llamadme rara pero a mi me gusta bastante el cuerpo que se me ha quedado después del parto pero hablando con amigas y conocidas me voy dando cuenta de que esta no es la tónica general. La mayoría de las mujeres que conozco se encuentran a disgusto con su cuerpo después del parto. 

Dejando de lado las cuestiones físicas, que a mi realmente me van importando poco, si hay un aspecto del postparto que me preocupa y es la condición física que tengo en estos momentos.

Y sinceramente, es bastante desastrosa. 

Yo era una persona bastante deportista en mis tiempos. Luego empecé la carrera y reconozco que me abandoné bastante pero seguía aguantando largos paseos por la ciudad o el campo, iba a nadar y, de vez en cuando, me montaba en Chirriditos y me unía a la Mostrenca en un paseo por el carril bici de Madrid. 

Al final del embarazo reconozco que me faltaba el aire para subir cualquier cuesta. En cuanto tuve a la Habichuela entre mis brazos, volvió a mi la capacidad pulmonar y vi la luz. Y me confié.

Si. Lo reconozco. Me confié. Y ahora, casi 4 meses post nacimiento empiezo a darme cuenta de los estragos que embarazo y parto han dejado en mi organismo:

- 6 kg de más: empecé el embarazo en 66 kg. (creo, que yo para lo del peso soy un poco voluble) y ahora mismo ando pesando 72 kg. Estos 6 kg no se reflejan en el cuerpo porque a mi la ropa me sigue valiendo pero la báscula no miente y además, lo empiezo a notar. Porque yo no estoy perdiendo ni un gramo y sin embargo la Habichuela no deja de ganar y ganar peso. Así que a día de hoy estoy transportando cada día más de 12 kg de peso extra que el que mi cuerpo está diseñado a cargar (entre kilos de más y kilos de Habichuela durante el porteo). Y se me están resintiendo las rodillas cosa fina. Lo noto sobretodo al subir y bajar las escaleras de la pocket casa Hobbita así que he tomado la determinación de perder peso. A la Habichuela no la puedo controlar pero el mío si es controlable así que a por ello. Ya os contaré que tal me va. 

- Celulitis: antes os decía que los 6 kg no se me notaban. Bueno, esto no es del todo cierto y es que, si bien la ropa me queda bien de talla, tengo más celulitis que nunca. Que yo soy de por si propensa a tenerla en abundancia pero ahora mismo mis rodillas parecen magdalenas (o mufflins que es como más moderno y llevan copete). Yo personalmente opino que contra la celulitis no se puede hacer mucho ya que es un compendio de cosas entre hormonal, genético y de retención de líquidos sobre el que incidir es muy complicado. Así que esta parte me la voy a quedar tal cual y no voy a hacer nada para evitarla. Creo que viviré más feliz sin obsesiones ni objetivos imposibles. Y además, que no soy yo de cremas :p.

- Dolor articular: las muñecas me matan y empiezan a ser un problema en el día a día con Habi, que cada vez está más contenta dando botes y moviéndose. La peque empieza a interactuar de verdad y exige su dosis de atención en forma de brazos. Hay que manipularla y a mi la mano ya me falla mucho. Muchísimo. Las rodillas no se quedan atrás aunque creo poder arreglar un poco ese dolor controlando el peso. Ojala pudiera no hacer tantas sentadillas pero Habi las reclama a media tarde xD. También me duelen mucho las caderas y un pelín los hombros. Vamos, que lo que siento es como un entumecimiento raro que se va pasando con el movimiento pero levantarse desde la posición de sentada empieza a ser complicado. Nunca antes me había pensado tanto el tener que ponerme en marcha. Y ahora que estamos en petit comité os confieso que me empieza a dar susto estar desarrollando artritis reumatoide, que es una enfermedad tope de chula que tenía mi Yaya. Voy a darle los 6 meses que me dijo el traumatólogo y después, si veo que sigo igual o empeorando, me va a tocar rutina de médicos. Que yo no se vosotras, pero yo soy de la opinión de que es mejor tener un diagnóstico a no tenerlo.

- Abdomen fláccido: esto nos pasa a todas y es una jodienda (relativa). Mi amiga Mami Reciente lo está llevando fatal aunque yo la veo estupenda pero claro, ella tenía tableta de chocolate y ahora no. A mi no es algo que me parezca grave pero con el terrible bombardeo publicitario que nos asedia, entiendo que a muchas si que les afecte.

Observe el lector que entienden por salud y bienestar de la mamá, cosa que da para un post en si mismo

En mi caso esto me ha afectado de otra manera y es que el pasado miércoles fui a una charla que dio una fisioterapeuta en las clases con la matrona. Y me ha diagnosticado una diastasis abdominal importante (3 dedos me metió la campeona, a traición). Me ha dicho que ella me recomienda tratarla antes de que vaya a más o empeore con un segundo embarazo y aquí estoy, buscando sitios de referencia por la zona para ponerle freno.

- Hambre brutal: con la lactancia me ha dado mucha hambre y gula. Y no es como la del embarazo, que me dio por cosas sanísimas tipo fruta. No. Me ha dado por las tostadas y los bocatas y encima, como son cosas fáciles de comer, caigo. Claro, coger peso no cojo (tanta sentadilla y lactancia materna ayudan) pero tampoco pierdo un gramo. Y además, no me gusta caer en esa rueda de no comer sano.

- Pecho: a mi se me han puesto unas lolas que dan gloria verlas. Ya me advierten que se me van a quedar como dos pimientos italianos después de la lactancia pero, a día de hoy, están estupendas, gloriosas, enhiestas y turgentes. Y dos tallas más. Lo nunca visto, ¡oiga! Que contenta estoy con mis tetas nuevas y que bien me quedan las camisetas ^_^.

- Libido: ¡¡¡se ha marchado!!! Ya se que me lo habíais advertido pero.... pero... pero... ¡¡¡Quiero que vuelva!!! Es verdad que estoy mucho más cansada que antes pero no es excusa. Siento que tengo al Mozo abandonadete pero es que, de verdad, no me apetece apenas nada. Además, me he revirginizado, U_U. 

- Cansancio crónico: cuidar de un bebé es cansado. Física y mentalmente y hay días que acabo el día con un agotamiento mortal. Si ese día se junta con una noche complicada, al día siguiente sigo cansada y acabo en un bucle poco recomendable. Es verdad que este binomio se da pocas veces y que si se da, trato de paliarlo durante el día pero hay momentos en los que se nota. El cansancio lleva a la crispación, la crispación al cabreo, el cabreo a las discusiones y las discusiones... Las discusiones te llevan al lado oscuro de la Fuerza, joven Habichuela. U_U.

- Enamoramiento de mi bebé: yo no se si a vosotras os pasa pero a mi la oxitocina me tiene drogada hasta las trancas. Ahora mismo me pondría a tener 11 bebés. ¡ONCE! Yo, que no era niñera en absoluto y que ya miraba con sospecha al Mozo cuando me decía de tener dos hijos bien seguiditos. Luego vuelve la cordura y se me pasa.

Y vosotras, ¿os sentís identificadas con alguno de estos síntomas? ¿Cual os trajo más de cabeza?