Cosas de Habichuelas: 3, 2, 1... Ignición

Hoy la entrada va de cacas.

Si. De cacas.

De las cacas de nuestros bebés.

Desde que soy mamá me he dado cuenta de que hablar de cacas cuando eres veterinario está bien dentro del círculo de colegas. Reconozcámoslo. Somos unos cochinotes y nos encanta hozar en el estiércol. Cada uno tiene sus cosas. El resto de la familia te mira mal durante las comidas familiares y si te juntas con tu primo el biólogo, con el que además de hablar de cacas, hablas de parásitos, la familia puede echarse a temblar. Y ya. No hay nadie más con el que hablar del tema.

Hasta que entras en el maravilloso mundo de la maternidad. Mis cuñados, que son muy majos pero muy finos, no paraban de hablar de las cacas de sus churumbeles en plena comida navideña. Y yo encantada. Y ahora que soy mamá, doy fe. En el mundo maternal se habla de cacas.

Así que hoy os voy a contar anécdotas divertidas con ese mejunje color mostaza que surge de las entrañas de mi primogénita. Que yo ya sabía que los bebés a veces rebosaban pero esta niña, además de rebosar, a veces explota.

Mi primer encuentro con una caca explosiva fue a la semana de vida de mi Habichuela. Eran las 4 am y tenía una única misión en la vida: cambiarle el pañal. Me levanté, fui al baño, quité el pañal, levanté ese culo y.... ¡¡Empezó a disparar!! ¡¡A traición!!! Y claro, yo no hacía más que intentar huir de ese culo armado pero como lo tenía sujeto por las piernas... ¡¡¡me perseguía!!! (Si, las hobbitas a las 4 de la madrugada no nos caracterizamos precisamente por nuestra sapiencia). Así que acabé hasta arriba de caca. El suelo acabó lleno de caca. No me preguntéis como (tampoco nos caracterizamos por tener memoria de elefante) pero la lavadora acabó llena de caca... ¡por dentro! ¿Cómo pudo salir tanta caca de un cuerpo tan pequeño? A día de hoy todavía me lo pregunto.

Una explosión de estas características no me ha vuelto a pasar pero si que me ha rebosado varias veces la Habichuela. Para los no padres (los padres estoy segura de que saben a qué me refiero), el rebosamiento de caca es ese momento en el que tu tierno y dulce bebé aprieta y logra que un buen montón de materia fecal líquida acabe en la autopista de La Raja del Culo y tome la primera salida hacia arriba. Si el pañal no lo contiene a tiempo, nos encontramos con diferentes grados de esto:

Cuando esto pasa, no hay mucho que hacer. Es lo que yo llamo 'Emergencia de Pañal' y la bomba debe ser desactivada en el cambiador, esponja en mano y cambiando a la peque de la cabeza a los pies. ¿La ropa? Directamente a hervir. Gracias. ¬_¬.

Sin embargo, no estaba preparada para lo que aconteció la semana pasada durante la ducha de la Habichuela. Y es que últimamente no nos molestamos en montar el circo de la bañera, no. Directamente nos duchamos con ella. Pues ahí estaba yo, cantando canciones en la ducha, con la Habichuela en brazos, frotándole el culo cuando de repente.... 3, 2, 1... Ignición... Ignición. Houston, Houston. Socorro.

Y es que mi niña lanzó un obús contra la mampara. Con fuerza. Con pedo incluido. Explotó. Y además, se asustó mucho con el pedo explosivo. ¡Venga a berrear! Y mi ducha estaba llena de caca por todas las paredes. Y yo también. ¡Yupi! ¡Qué requetebonica es la maternidad! ^_^.

Nos tuvo que rescatar el Mozo. Lo bueno es que salimos relucientes de la ducha y no hubo ropa que lavar.

Y vosotros, ¿habéis sufrido un obús escatológico en vuestras carnes?