Cuatro meses

Mi niña crece por momentos. El tiempo pasa y yo cada día estoy más enamorada de mi pequeña. Celebro cada hito como si hubiera ganado las olimpiadas. Eso debe ser orgullo de madre. Y me derrito cuando interactúa con su papá.

Habi es ligeramente más independiente que antes. Eso quiere decir que la puedo dejar más tiempo en la cuna/cama/parque/hamaca pero exige interactuar conmigo muchísimo más así que la realidad es que ahora tengo menos tiempo para todo: contestar mensajes, dejar comentarios o escribir. El martes pasado por ejemplo, el blog se quedó sin su entrada y sin embargo... me gusta estar tanto con ella que no me agobia. De la casa y demás tareas ni hablamos y eso que tengo que planificar una mudanza.

Mi pequeña empieza a coger juguetes y manipularlos. Lo hace muy toscamente, no os vayáis a pensar que es una adelantada a su época. Básicamente los coge a puñaos y se los lleva a la boca. No siempre acierta y muy a menudo se estampa el objeto deseado en el ojo, de ahí la importancia de vigilar a mi pequeña descubridora de universos. 

Se ríe mucho pero todavía no a carcajadas. Hace algún gorgorito y pone unas caras de felicidad deliciosas. Es tan comestible... Está muy contenta por las mañanas y me regala sonrisas enormes y preciosas que me derriten y hacen que escriba cosas cuquis y tiernas como esta ^_^. Por las tardes ya es otro cantar. Mi pobrecita niña se vuelve un poco bipolar según va avanzando el día y tan pronto te ríe como te hace pucheros o te monta el berrinche del siglo.

Este mes ha conseguido algo increíble: ¡se dio la vuelta! Mi niña aprendió primero a girar de bocabajo a bocarriba. Al revés le ha costado un par de días más porque lo intentaba y se quedaba clavada por la cabeza, agitando el cuerpo como un salmonete recién pescao. Y de pronto un día... ¡dio la vuelta completa! Así que si antes había que estar con 100 ojos ahora con 1000 porque a la que te descuidas se coloca bocabajo y llora desconsolada con la cabeza estrellada contra la chichonera de la cuna, la mantita de actividades o contra un cojín. Lo dicho: un peligro.

También le encanta ponerse de pie y yo sufro pensando en sus articulaciones y sus huesos, tan inmaduros. Y me pregunto si la corriente del movimiento libre se refiere a esto. ¡Qué mala es la sobreinformación! Hasta mi madre, fiel practicante de dicha corriente de crianza, se asombra cuando la enana se empeña en que la coloquemos de pie. Es obvio que se cae nada más estirarse y que hay que andar con mil ojos porque menudo impulso coge la tía... ¬_¬

Habi sigue demostrando que tiene carácter: no le gustan los cambios de portabebé y creo que me va a complicar la existencia veraniega. Nos cocemos en el fular pero ella no quiere saber demasiado de bandoleras o mei tais aunque poco a poco y por mi supervivencia voy dándole el cambiazo. Esto hace que acabemos volviendo del paseo con ella en brazos mirando antinormativamente al frente. Pero es que le gusta así a nuestra niña.

Balbucea mucho, gruñe y se queja. Hace pucheros y se pone nerviosita agitando pies y manos cuando le decimos cositas. También se asusta de sus propios pedos porque ella es así, especial :), pero esa es otra historia que será contada en otra ocasión.

Y vuestros peques, ¿como van pasando los meses por sus vidas? ¿Qué cambios importantes les vais notando?