Claves para sobrevivir al cuarto trimestre de embarazo (II)

Seguimos con la serie dedicada a la exterogestación y el puerperio. Como os decía en este otro post, es importante que sepamos poner la vida en perspectiva y tener una visión más general de la maternidad.

Hemos perdido el efecto tribu pero ello no significa que no podamos aprender de la tribu virtual. Estamos aquí para ayudarnos y poner en común nuestras experiencias así que, si estás en un momento complicado de tu maternidad, esta es tu casa (tu hobbito casa, pequeñita pero matona) y cabemos todos.

He aquí otra serie de 'consejos' (no me gusta llamarlo consejos pero es que no me da el cerebro para buscar un término mejor :p) directamente sacados del horno para las nuevas puérperas ^_^.





1. Tienes derecho a tener un momento de bajón sin que ello se convierta en un drama

Yo tenía y aún tengo tardes en las que me dan ganas de echarme a llorar. Y es que, como ya os he contado, Habi tiene las tardes muy petardas. Yo no se si es sueño, si es gas, si es caca... El caso es que empieza a llorar hacia las 18h y da igual lo que hagas: ella sigue llorando. Le das teta, se amorra y la suelta muy desconsolada. Le das la otra y la rechaza. La pones en la posición del pequeño koala y se calla momentáneamente para, de pronto, empezar a berrear de nuevo. La pones en vertical, suelta un eructo y parece que todo va mejor... hasta que se le cambia la cara y se pone a chillar. La subes al hombro como un saco de patatas y se calla pero a los minutos, vuelve a gritar. La elevas sujetándola de los sobacos y acabas con dolor de hombros y tienes que parar. La mano empieza a fallar y te asustas porque la niña cada vez se retuerce más y tu mano cada vez responde menos (miedo a que se te caiga). 

Y claro, hay días de esos en los que estás sola y acabas con la peque pegada a la cara y llorando. Y no es malo. Es humano. Pero claro, no puede empañar que el resto del día te las has apañado estupendamente y que, efectivamente, cada una de esas técnicas que has puesto en marcha en el párrafo anterior han funcionado: durante unos segundos, con suerte algunos minutos, pero la peque se ha callado ^_^.

No somos perfectas. Nuestro bebé no habla y nosotras no somos adivinas (lo del instinto es un cuento chino) así que habrá que ir probando cosas para descartar problemas. Y a veces no das con la solución y no pasa nada.

2. Fundamental: aprender a delegar

Es algo que siempre digo y que debería aplicarse en todos los campos de la vida, no solo en la maternidad. El caso es que, cuando nos convertimos en madres, y más si damos lactancia materna exclusiva, nuestro tiempo para dedicar a la casa se ve mermado no, lo siguiente. Y es fundamental contar con el padre para poder sacar adelante las tareas de la casa.

Dicho lo cual, al menos en mi caso, el Mozo es MUY lento para hacer cualquier cosa. Pues no pasa nada (luego le pones a caer de un burro por whatsapp con tus amigas y te echas unas risas). Las cosas se hacen a la mitad, o a su manera, pero su manera seguro que también es válida y buena. ¿Que tarda en hacer un sofrito 2 horas de reloj (verídico)? Pues se cuenta hasta tres y sigues dándole el pecho a la peque (y te agencias un buen fuet para ir devordándolo a bocaos). Total, hacerlo antes no significa que vayas a comer antes si tu niña sigue reclamando teta o brazos ^_^. Por cierto, los calabacines rellenos que preparó, gloriosos :)s.

Y no solo hay que delegar en las tareas de la casa. También os recomiendo que cedáis al bebé. Obviamente los primeros meses el bebé es muy demandante de su madre (de nuevo, más aún si hay LME y a demanda) pero a mi me venía y me viene genial tener un rato para mi cada tarde. Mi amiga Mami Reciente se queja de que su marido no se queda con el bebé pero cuando se queda con él, ella critica su forma de entretener a la peque. Yo dejo a la Habichuela en brazos de su padre, se que a esas horas no está demasiado colaborativa y salgo de la casa a despejarme dando el paseo nocturno a la Perrucha Chucha. También aprovecho esos momentos para ducharme y terminar las cosas de la casa que sean más básicas y sencillas.

Con este consejo quiero expresar que, aunque nosotras lo haríamos de otra manera, nuestros mozos son perfectamente capaces de encargarse de las tareas domésticas y de los niños. Eso si, tenemos que respetar su forma de hacer las cosas y hacer el esfuerzo por no criticar cada paso que dan (y aquí, yo misma me autoflagelo porque hay días que estoy muy petarda y no se como el Mozo no me manda a la mierda)

3. Pedir ayuda siempre que se necesite.

Yo pedí ayuda muchas veces durante el primer mes y parte del segundo. Los primeros 15 días, al Mozo. La semana siguiente, a mi Madre. Luego me quedé sola y me apañé bastante bien pero los días que vienen a verla los abuelos maternos, si estoy muy cansada, les pido que se queden con la peque mientras yo me echo la siesta. Ellos encantados y yo se que puedo descansar durante al menos 1 hora y media.

El Mozo se cogió un buen puñado de miércoles para ver crecer a su hija y aprovechó para solicitar las citas con el pediatra en miércoles. Desgraciadamente no cayó en que no se había pedido todos y me puso las ecografías de riñón y caderas en miércoles en los que él no estaba. Mi madre no se podía coger el día para ayudarme pero, ¡ey! ¿Para que están las amigas? Llamé a mi Amiga con Conocimientos y vino hasta mi casa desde la otra punta de Madrid, a las 9 de la mañana del miércoles antes de Semana Santa para acompañarnos a Habi y a mi hasta el Hospital Gregorio Marañón. ¿Es o no es para hacerle un monumento? Pues estoy segura de que tenéis amigos así, ante el apuro no dudéis en pedirles ayuda. Si no pueden, os lo dirán y seguro que otro amigo os puede ayudar (yo tenía en cola a tres amigas más que estoy segura que habrían podido venir si mi Amiga hubiese estado de Semana Santa en el pueblo).

¿Cómo lleváis vosotras lo de pedir ayuda? ¿Os cuesta o tenéis vuestro anillo de seguridad bien lleno de gente maja y agradable? ¿Algún momento drama que deseéis confesar?