miércoles, 30 de noviembre de 2016

Reseña: Soy un caballo



Tras muchos meses sin noticias de Boolino (snif), hemos recibido un cuento que ha hecho que el reencuentro no pueda ser mejor. Y es que no puedo dejar de tildar este libro como espectacular. 

Ha llegado a Mordor 'Soy un caballo', la historia de un camello que un día soñó con vivir una vida diferente a la que había llevado hasta ese momento. 

'Soy un caballo' tiene unas ilustraciones preciosas, originales, llenas de color y muy divertidas. 

'Soy un caballo' tiene un mensaje maravilloso. No hay que dejar de soñar y hay que perseguir los sueños. 

'Soy un caballo' es una joyita que voy a tener bien guardada para cuando Habi tenga edad de no arrancar las hojas a puñaos. De momento se lo he enseñado de lejos y ha emitido gruñidos de evidente placer al ver las ilustraciones. Pero como no es una edición 100% cartoné, de momento lo mantengo lejos del alcance de Habichuelas. 

'Soy un caballo' es un libro estupendo para niños a partir de 3 años y os lo recomiendo si queréis un regalo original para estas Navidades para algún niño de esas edades que tengáis en la familia. 

Podéis ver más de este libro en la plataforma de Boolino pinchando aquí.


lunes, 28 de noviembre de 2016

El sexo después del embarazo: la revirginización



Hace un porrón y medio de entradas os contaba como estaba resultando la experiencia del sexo DURANTE el embarazo. Ya en los comentarios de aquella vez me advertíais (sabiamente) que esperara a ver lo que venía después y yo prometía contaros que tal me iba con el tema después de cruzar al otro lado. 

Para empezar, Habi nació mediante cesárea programada en la semana 39. Compartiendo cumpleaños con mi Yayo, mi niña llegó berreando, pequeñita pero con carácter. La cesárea no fue tan traumática como la había esperado. Es más, reconozco que para mi estuvo muy bien (claro que no he vivido un parto vaginal y no puedo comparar) pero no deja de ser una cirugía abdominal y oye, que doler duele. 

A mi me habían dicho en las clases de postparto que la cuarentena duraba 40 días y chimpún pero la matrona nos confesaba que a veces se había encontrado parejas en las habitaciones teniendo un hermoso encuentro marital. Que ella había hecho mutis por el foro y ¡oye! que bienvenida sea una alegría al cuerpo. Yo confieso que la cuarentena me la salté. No en el hospital porque estaba llena de cables y pelín dolorida (supongo que el pelín se debía a estar hasta arriba de calmantes) pero si un par de semanas después. ¿Y qué pasó? Que vi las estrellas.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Vida en Mordor.



La semana pasada no pude actualizar. Fue imposible y es que empezamos a entrar en fechas comprometidas. Comidas, meriendas, cumpleaños familiares, terminar alguna que otra reformilla que nos faltaba...

La semana pasada terminamos con la segunda etapa de la reforma del cuarto de baño de nuestra Habichuela. Puse el suelo vinílico, compramos un lavabo y lo instalamos. Ya os tengo preparada la entrada con las peripecias que acontecieron, que no tienen desperdicio ninguno. Nuestra reforma "expres" está oficialmente concluida a falta de comprar un par de cosillas sin importancia. 

Mi ordenador sigue sin arrancar pero al menos hemos recuperado las fotos y están en la NAS del Mozo. Eso quiere decir que, en cuanto sepa acceder a la bendita NAS, volverán las fotos. ¡Weeee!

Por otro lado, he empezado a "estudiar".

lunes, 21 de noviembre de 2016

Revisión de los 9 meses



En la Comunidad de Madrid a los nueve meses toca revisión con la enfermera. Sin embargo, con el cambio de centro de salud, en ventanilla me dieron cita para la pediatra también para que la conocieramos y pudieramos poner al día su historia. A mi en su momento me pareció una soberana gilipollez pero bueno, acepté. Total, no tengo mucho que hacer por las mañanas. 

Bueno, pues la experiencia no pudo ser más necesaria. Si. ¡PARA CAMBIARME DE PEDIATRA!

sábado, 19 de noviembre de 2016

9 meses

¡Mi niña!

Escribo esta entrada casi casi sobre la bocina y es que llevamos una semana de no parar. Tanto es así que esta semana no se ha publicado prácticamente nada en el blog y eso que has tenido un montón de progresos. Sin embargo, se nos están acumulando los compromisos: cumpleaños familiares, bodas, terminar tu cuarto de baño, recoger un poco la casa ahora que ya tenemos salón y estudio... Sin contar con lo que te mueves y lo complicado que es que no te metas en algún lío. Todo ello aderezado con electrodomésticos y ordenadores que implosionan están complicando un poco el que el blog esté al día.

Vayamos al meollo del asunto. ¿Qué ha pasado este mes?

lunes, 14 de noviembre de 2016

BLW: atragantamiento y arcada

El BLW se me estaba empezando a atragantar. No me terminaba de sentir yo cómoda con el método y sin embargo, seguía practicándolo y combinándolo con purés que me hicieran sentir que al menos la peque ingresaba algo de hierro en su organismo. ¿Comer? Unos días más y otros días menos. Nunca grandes cantidades y la verdad es que eso es algo que yo llevo bien. No quiero que mi niña tenga una relación con la comida basada en la cantidad o en lo que los demás consideren que es comer bien. Sin embargo, hay otro problema con el que aún lidiamos a día de hoy y es el miedo al ahogamiento.

Creo que todos los padres tenemos ese miedo. Aún recuerdo a mi padre obsesionado con que no comiera tumbada porque 'se te puede ir la comida por el otro sitio'. Acotemos aquí que cuando yo comía tumbada era ya preadolescente o adolescente total. Vamos, que mi padre estaba megaobsesionado con que su niña de 15 añazos (yo) pudiera atragantarse. Que es algo que nos puede pasar a todos, si, pero a mi me parece que esto era llevarlo un poco al extremo.

Pues esto mismo vivo yo en mis carnes con los bebés. Así en plural. Y es que me pasa con bebés propios y ajenos. 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Ducharse con un bebé

Cuando aterrizas en la maternidad de primeras, hay cosas que te suenan, que habías oído pero a las que no hacías mucho caso. Total, tú ya tienes claro que el bebé va a trastocar tu vida. Sin embargo, no es hasta que el retoño llega de verdad a este plano de la existencia que te das cuenta hasta que punto tu vida cambia. 

Y es que cambia, si, y en mi opinión para mejor pero se tarda un pelín en readaptar lo que viene siendo la vida cotidiana al recién nacido.

La hora del baño es uno de esos momentos. Del baño en general. Para todos: papis y bebé. Y es que, confieso que, al principio, era tan coñazo bañar a la Habichuela que muchas veces, el Mozo y yo nos mirábamos y lo dejábamos para el día siguiente.

¿Que por qué era un coñazo? A Habi NO le gustaba nada la hora del baño. Yo siempre he oído que a los bebés les encanta el agua, que es un momento chulo para jugar y disfrutar de muñecos y juguetes y eso no era lo que estaba pasando en nuestra casa. El Mozo además estaba desilusionado porque en toda la vorágine de lactancia materna y bebé que solo quiere estar con mamá, la hora del baño se las prometía como SU momento paterno filial.

El caso es que llenábamos la bañerita con todo nuestro amor, le echábamos un buen chorro de aceite de almendras, metíamos al bebé y.... arqueamiento modo ON, llanto, berrinche, horror de los horrores.

¿Estaría muy caliente el agua? La enfriábamos. Más de lo mismo. ¿Demasiado fría? La calentábamos. Igual o peor. ¡Qué desgracia!

lunes, 7 de noviembre de 2016

BLW: la sombra de la anemia

La semana pasada os contaba que el BLW empezó a hacer mella en nuestras vidas a la semana de empezar con el bendito método. Al igual que nos pasó con el porteo, empezamos a ver que no todo era tan bonito como nos lo pintaban y que había una nueva curva de aprendizaje que sortear. Curva que, de nuevo, implicaba a bebé y a papás.

Después de una semana con el método, el Mozo y yo empezamos a aburrirnos de nuestras comidas. Nosotros somos hobbitos de libro. Amamos el buen yantar y esto de comer todo hervido y por partes nos estaba suponiendo una tortura anímica a nivel de paladar y además una tortura física a la hora de preparar las comidas.

A todo esto le sumaremos algo que yo creo que pasa por el cerebro de todas las madres y algún que otro padre en algún momento del inicio de la AC: ¿y si mi niño no está tomando hierro suficiente?

Y es que la alimentación complementaria hay que entenderla como complementaria a la leche (materna o de fórmula) y no al revés pero claro. Yo, que tenía ese concepto muy claro, también sabía que la leche materna es deficitaria en hierro. Y sinceramente, los alimentos que le estaba ofreciendo a mi hija eran de todo menos ricos en hierro.

En la carrera me enseñaron que el hierro de origen animal era el que mejor se absorbía. El hierro de origen vegetal se absorbe mucho peor aunque mejora si se combina con vitamina C. Bien. Teoría clara. Ahora bien: ¿me pongo a meterle tomate a la niña para combinárselo con brócoli, por ejemplo, que es rico en hierro? Y eso hice. El tomate fue un éxito. El brócoli no tanto. Fue destrozado ipso facto sobre la mesa. La deconstrucción de brócoli fue muy divertida pero acabó con mi paciencia porque además me di cuenta de que, si cocinaba el tomate, perdía la vitamina C (es termolábil) y si no lo cocinaba, de nuevo estaba preparando 3 o hasta 4 platos por comida. Vamos, que lo de la comodidad del BLW seguía brillando por su ausencia.

Todo esto se juntó con mi lesión en la mano y que cocinar era un auténtico suplicio. Yo amo cocinar, si, pero no podía hacer nada con un cuchillo. ¿Pedirle al Mozo que cocinara? Si, se podía. A el también le gusta, pero van a pasar una serie de cosas:

1. Comerás a las 12 de la noche como pronto.

2. Ahórrate las normas del BLW. Lo mezclará todo y le pondrá bien de avecrem, especias, grasucias y huevo (y el huevo es el MAL).

Así que teníamos una Hobbita harta de comer tarde, mal y nunca. Con la mango chunga e inmovilizada. Que cuando llegaba la comida la niña ya estaba o pasada de vueltas (no se le da la comida porque se puede atragantar con el berrinche) o directamente dormida y además, no había forma de explicarle que necesitaba unas hamburguesitas de pollo según receta de happy recipes.

El BLW me estaba fallando. Y ya harta, cogí mi thermomix una mañana y preparé un litro de crema de verduras con pollo. Un puré de pollo de toda la vida, vaya.

Y se lo ofrecí a mi niña y se comió 4 o 5 cucharadas (no más, tampoco vayáis a creer que se pimpló los 100 ml. de potito).

Y toda la crema que sobró la congelé en tarritos individuales y a partir de ese momento mi vida se simplificó. Si. Se simplificó al tener purés preparados y a mano:

1. Podía darle de comer a mi niña y yo prepararme un pollo tikka masala si me salía del higo.

2. Podía darle de comer a mi niña mientras el Mozo preparaba una rica ensalada o unas fajitas que degustaríamos a la 1 de la mañana.

3. Mi niña comía pollo o pescado con la tranquilidad que eso me daba para esquivar la sombra de la anemia.

Así que empezamos con el BLW mixto. Un poco de puré y algún que otro trozo si lo que teníamos era apto. Las cantidades me siguen dando bastante igual. Si solo comía 3 o 4 cucharadas, pues tres o cuatro cucharadas. Y además, la peque empezó a coger la cuchara que le ofrecíamos y a metérsela en la en la boca. Bueno, lo de metersela es un decir. Puré por el pelo, en las manos, por la nariz, en los ojos.... En esto de la cerdez el tema de los purés NO nos ayudó para nada si no que fue más bien al revés. El BLW al lado del puré es mega limpio pero claro, es que nosotros no somos ortodoxos ni siquiera en la administración de un triste puré.

¿Como fue el primer puré que le disteis a vuestros hijos? ¿Les gustó?

viernes, 4 de noviembre de 2016

Cosas de Mozos: el pijama es para dormir

Los mozos tienen manías. Absurdas la mayoría de las veces y nosotras lo sabemos (lo siento Mozos, pero es lo que hay). La última que he descubierto del mío es su obsesión por el protocolo a la hora del vestir. Y es que, según él, la niña debe jugar en ropa de calle y dormir en pijama pero no se puede jugar en pijama en el salón.

Mi día a día semanal es relativamente sencillo en cuanto a conjuntos de ropa. Por la mañana, tras el cambio de pañal, la dejo jugar en el salón con su pijama mientras desayuno. Luego cambiamos de ropa (o no, reconozco que muchas veces la saco en pijama) y paseamos a la Chucha. Fin del problema. Pero cuanqdo el Mozo estáen casa, las cosas cambian. La niña NO puede tocar el suelo si lleva pijama. Eso se considera agua y has perdido.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Transformando Mordor: la rebelión de las máquinas



En anteriores episodios de 'Transformando Mordor'....

- El salón había sido okupado por el contenido de un trastero para posteriormente ser asolado por un dúo armado con mazos (AKA el Mozo y el Primo R.).

- La familia hobbita vivía hacinada entre el dormitorio principal y la sala multiusos, antiguo estudio reconvertido en comedor, salón, sala del ordenador y templo para la tele gigante (AKA la Mostrenca II).

- El trastero había sido recuperado para uso y disfrute de la Mostrenca (y los útiles de camping, no os vayáis a creer).

- El baño de la Habichuela había sido también deconstruido después de que un feroz ataque de moho y guarrería acabara con los nervios de la Hobbita, aquí presente. (En breve, post CON fotos)

- La familia Hobbita había conseguido dominar al salón y ahora la vida fluía feliz y tranquila: el estudio volvía a ser un estudio, el salón estaba amplio, limpio y precioso y la Hobbita tenía un ordenador provisional esperando para ser usado.

Y es que, estos últimos meses, mi ordenador petó. Tiene menos de dos años. Lo cambiamos básicamente porque el Mozo quería jugar conmigo a no se que juego y mi portátil tenía la fea costumbre de sobrecalentarse y apagarse dejándole con el culo al aire porque mi personaje solía desaparecer en mitad del fragor de una batalla. Pues ha sido llegar a Mordor y morir.