En el post anterior os comentaba que, nada más decidir el psiquiatra que estaba lozana cual lechuga y que me retiraba la medicación, salieron las listas provisionales de admitidos en primer ciclo de educación infantil y que me dio la bajona.
Pero como llevamos eones sin ponernos al día porque aquí cierta hobbita de bien se hallaba desaparecida en combate, dejadme que empiece por el principio y os cuente un poco mejor.
Como ya sabéis, metí a Habi en una casa de niños in extremis, azuzada por la necesidad y la desesperación y gracias a un pelín (ejem, MUCHA) de suerte allá por noviembre del año pasado. Y la casa de niños ha resultado ser una maravilla de la que espero hablaros un poco más en unos días.
El caso es que yo pasé del modo drama queen (oh, dios mío, que estoy haciendo, metiendo a mi niña en la guarde, que no puedo con todo, que la Pulga no me deja respirar y mi mayor no para de ver la tele, el mundo puede destruirse ya) al modo uys, ni tan mal (que viene a ser que yo, pal año que viene, quiero plaza en el aula de un año para la Pulga).
Total, que yo hice mis cábalas, mis cálculos, mis teorías... Vi como iba respondiendo nuestra Pulguita, lo bien que ha evolucionado gracias a la terapia con la psicóloga perinatal y lo cambiada que está. Y al mismo tiempo, lo cansada que estaba yo (que mi falta de sueño hace que cada semana vea como explotan 3 o 4 neuronas y, sinceramente, a las neuronas hay que cuidarlas que ha costado mucho cultivar este cerebro que mis padres me han dao. Ea). En definitiva: que yo para el curso que viene ya me veía dejando a mis dos retoños en sus respectivos centros y marchando a ocupar mi mañana en recuperar neuronas para mi. Ir a tomar un café sin que mi hija decida escalabrarse por unas escaleras. Leer un libro de 800 páginas del tirón. Irme de picos pardos al centro en autobús (que mi pobre moto ya no puede entrar allí, snif). Lo normal, vaya.
Así que decidí que yo pedía plaza en la casa de niños. Y que también iba a pedir en un par de guarderías del ayuntamiento desde las que se podía llegar relativamente bien desde el colegio que había solicitado para Habi.
Y llegó el lunes y con él, las listas.
Y el desastre.
Y el PLOP. Adiós a tus expectativas, hobbita, que es que no aprendes, alma de Tolkien.
Y es que hubo como chorrocientos fallos en el volcado de datos de la gente solicitante y las listas son un poco como papel mojado. Y aún siendo papel mojado ya voy viendo que posibilidades, pocas.
Y es que la Pulga ha conseguido el puesto número 10 en lista de espera para la casa de niños a falta de más de 15 solicitudes erróneamente denegadas y que entrarán en la lista en el periodo de reclamación. La número 30 (en lista de espera, of course) en una de las guarderías solicitadas y (agárrense los machos que vienen curvas) la número 68 en otra de las guardes. Ni tan mal, ¿no? 😬
La realidad es que no me han contado 2 puntos que ya he reclamado. Lo malo es que la gente que reclamaba conmigo mínimo estaba pidiendo 5 que no se habían tenido en cuenta (LOL). Así que a saber en qué puesto acaba mi Pulguita.
El día de L (de listas) me vine abajo. Vamos, que casi me echo a llorar allí a las profas de la casa de niños. Al día siguiente se me pasó. Bueno, si tengo que estar un año más con la Pulga, pues estamos. Total, la Pulga de ahora no tiene nada que ver con la Pulga de hace un año. Y yo empiezo a estar menos cansada porque he empezado el destete nocturno de la bichilla.
Concluyendo: que veo negro negrísimo conseguir plaza en alguna guardería pública. Que una privada no puedo pagarla (y creo que tampoco querría hacerlo aunque pudiera, pero nunca digas de este agua no beberé) y que se avecina otro año de madre 24/7. Sin embargo, secretamente, sigo con una brizna de esperanza y desde aquí espero que el karma esté escondido detrás de una columna y atienda a mis súplicas. Que la lista de espera corre y lo que antes estaba fuera de pronto está dentro (si, ha sonado fatal, ¡mentes sucias!).
¿Vosotros habéis conseguido plaza en alguna guardería pública o también estáis e lista de espera? ¿Optáis por un centro privado o preferís seguir con los peques en casa?