Me duele la cabeza.
Es un hecho.
Me he saltado la dieta prácticamente toda la semana y ahora no sé si es una causa o un efecto o una causa-efecto...
Además, tengo náuseas. Y me duele muchísimo la espalda, a la altura de los riñones. Y el bajo vientre.
5 días después de la ovulación.
Las que sois
busconas, sabéis lo que estoy pensando, ¿verdad?
Intento ser analítica, pensar que no puede ser, que tengo que medicarme si quiero seguir con los planes del día de hoy (a saber: estudiarme la minería del carbón, ir a por papeles a la junta municipal, adecentar la casa, sacar a la perrucha...). Sin embargo, esa mentalidad analítica mía contraataca:
- Teniendo en cuenta que tu mozo 'no busca' el bebé EXACTAMENTE igual que cuando 'busca' el bebe, ¿estás 100% segura de que este malestar solo es una migraña? ¿De que puedes medicarte sin peligro alguno?
Así que me va a pasar lo de siempre: aguantar el dolor hasta que sea evidente que es una migraña. Doparme con susto por si estuviera embarazada, pasar dos semanas (o 10 días según mi calendario) atenta a cada mínimo síntoma que se opere en mi cuerpo... En definitiva, haga lo que haga, me voy a sentir culpable. Y sin poder compartirlo con nadie.
Creo que no se puede vivir así. Esto no es sano. Y sin embargo, no lo puedo evitar.
Ya ni siquiera me cabrea. Ahora solamente siento desánimo, ganas de tirar la toalla. Pero, ¿cómo voy a tirarla si ni siquiera he cumplido lo que me había propuesto?
A vosotras, ¿cómo gestionáis estas dos semanas post-ovulación en las que realmente no sabéis si habéis acertado o no en la diana?