miércoles, 28 de diciembre de 2016

Virus II







Os contaba que decidimos pedir ayuda a mi suegra porque yo no podía con mi alma. Y que me arrepentí mucho (y eso que mi suegra es maja) pero fue ya demasiado para mi mente enfermita.


Y es que mi suegra llegó el lunes después de peregrinar desde Alcalá city. Y cuando llegó, Habi tenía fiebre (si, otra vez) y no se quería separar de mi. Así que, pese a estar desvelada desde las 3am porque no podía respirar, no dormí nada. No fue culpa de la Abuela, claro, pero al final no me sirvió la suegra para lo que quería, ello es: descansar. Eso si, conseguimos que la Abuela se pusiera a la niña en la mochila y la cargara todo el día mientras yo organizaba el resultado de dos días con el Mozo al mando de la casa.

Solo os diré: muerte y destrucción.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Virus



Casi diez meses después de tener a la Habichuela, hemos vivido en nuestras carnes la primera enfermedad pelín seria de la peque, con sus fiebres, sus mocos, sus toses y lo que es peor: sus contagios. Pero empecemos por el principio de los tiempos...

viernes, 23 de diciembre de 2016

Yo confieso: soy adicta



Hola a todos. Soy la Hobbita y soy adicta. Mi adicción solo la comprenden una serie de madres que pueblan grupos de segunda mano de portabebés y porteo. Alguna para también por grupos hippies de crianza natural y con apego. Es una adicción puñetera que no tiene fin.

Soy adicta a los portabebés.

Ala. Ya lo he dicho.

martes, 20 de diciembre de 2016

Diez meses



Mi niña.

Ayer cumpliste 10 meses y fue simplemente imposible terminar la entrada y publicarla con éxito. A ver si hoy lo conseguimos.

Cumples 10 meses lo que significa que has culminado con éxito la exterogestación. Llevas más tiempo fuera de mamá que dentro. 

En este último mes tu desarrollo parece haberse acelerado. Caminas perfectamente, sola. Así lo hiciste desde el principio: nunca pediste la mano ni la quieres ahora. Por un lado está genial porque eres bajita y así no me deslomo ni me dejo la riñonada pero por otro lado vamos a tener un disgusto cuando haya que obligarte a dar la mano para cruzar la calle. Mi pequeño espíritu libre... no entiendes de los peligros del mundo.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Consulta de urología



La semana pasada fuimos a la ecografía renal de mi pequeña y 10 días después, de nuevo estábamos en ese hospital, esta vez solas y sin compañía de abuelas o Amigas con Conocimientos, esperando en la sala de espera para que me contaran como veían a mi Habichuela. Básicamente a recoger los resultados.

Ya os contaré (habréis observado que esta semana no se ha actualizado el blog) pero básicamente ahí me planté yo, con Habi en su mochila, después de un viaje en metro de 45 minutos, con Madrid lloviendo (y yo sin paraguas, of course), sin desayunar, sin haber sacado a la Perrucha Chucha y con cara de lechuga mustia. Y es que llevamos una semana enfermas. Las dos. Habi tiene fiebre y aún así lo da todo. Está más ñoña y llora un montón así como de repente pero en general, está enérgica. Yo no. Yo NUNCA tengo fiebre pero cuando tengo... ¡Ay! Cuando tengo fiebre el mundo se podría acabar que me da igual. Yo solo quiero estar en mi camita pasando la tiritona y no tirada por los suelos con mi dolor de huesos cantando el palmas palmitas a voz en grito. Afónica me hallo y algo me dice que los pobres virus no han sido.

Pero reconduzcamos el post, que me pierdo.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Ecografía renal



Cómo pasa el tiempo. Ya han pasado los seis meses que me dieron de periodo de gracia para continuar las revisiones de Habi y mi niña sigue asintomática (¡bien!). Por eso casi se me pasa la fecha de la cita. Menos mal que tengo como un pequeño Pepito Grillo en algún lugar del cerebro que me hizo comprobar las citas. Y es que en mi cerebro lo que quería era llamar para pedir cita porque no me la habían dado en su momento y.... ¡ya la tenía! ¡Para el lunes! (y era viernes).

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Espasmo del sollozo


La Habichuela es una niña muy segura pero que se suele a meter en una serie de fregaos importantes. Generalmente no se cae ni se esmorra o se da golpes tontos que resuenan mucho y hacen que su padre y yo contengamos la respiración pero ella sigue tan pancha y nos relajamos. Y simplemente hay días que se levanta con dos pies izquierdos y no hay manera oiga. Paso que da, paso que acaba con un golpazo y un berrinche monumental.

Hoy tiene uno de esos días. En lo que llevamos de mañana se ha pillado los dedos con un cajón de la cocina. Después de 45 minutos de thermomix conmigo detrás intentando evitarlo, en el minuto 46, ¡zasca! Se ha pillado la mano. Y claro, berrinche. Que me diréis que saque a esa niña de la cocina pero es imposible. Toda la semana lleva pegada a mis pies y la mochila decía que para mi.

He montado un portátil para poder escribir y me he puesto en el salón para estar con ella. Mi nuevo salón, con su espacio diáfano, su puzzle acolchado de 2x2, su sofá mullidito... Pues aquí la tengo, debajo de la mesa dando vueltas y agarrándose de pies, cazadoras, batas y sillas como si fueran lianas. Y en una de esas se ha colgado de la cazadora del Mozo (que no tiene bemoles a colgarla en su sitio), se ha metido debajo, se ha puesto a botar y.... coscorrón contra el asiento de la silla. Berrinche.

He quitado (miento, he tirado al suelo con muy mala leche el abrigo del Mozo) la cazadora del Mozo y he seguido escribiendo después de consolarla y distraer su atención con un servilletero de madera que le regaló su tía yaya (Bambini). Ha durado unos 5 minutos. Se ha levantado y ha vuelto a jugar al juego de las sillas por debajo de la mesa del comedor, entre mis piernas. Al final se ha enredado con las patas de otra silla y se ha esmorrado. Berrinche.

El problema viene cuando el golpazo que se da es de los buenos. Y ese ha sido el caso de este último golpe. A Habi le dan espasmos del sollozo. Y por supuesto, en esta ocasión le dio otra vez.

¿Y esto que es?

Esto es que en medio del berrinche monumental, y siempre que no conseguimos calmarla nada más empezar, mi niña se encasquilla. No respira. Y ella se da cuenta y se asusta y empieza a agitar piernas y brazos desesperada mientras se pone cada vez más roja. Y ni p'alante ni p'atrás.

La primera vez que nos pasó me asusté mucho. Había leído sobre ello pero en directo da mucha impresión. La segunda vez le pasó con mi madre y cuando me quise dar cuenta ahí estaba la abuela, muy asustada sacudiendo a la Habichuela (NUNCA hagáis eso: podéis lesionar a vuestro bebé). Mi pobre madre se llevó una gran reprimenda fruto de los nervios y estuvo unas semanas no dejando que la Habichuela campara libre por si se caía (y claro, así se cae más xD).

¿Qué hago yo cuando esto pasa? Lo primero es mantener la calma. Recojo a la Habichuela, me la cargo a la cadera como buena gitana y le hablo bajito. Si el espasmo sigue le soplo suave en la cara. Si sigue, bajo hasta el suelo y saco el arma infalible: que la Perrucha Chucha la huela.

Se que no son consejos muy ortodoxos pero es mi experiencia y no he tenido que pasar de ahí. Habi vuelve a coger aire (y vaya si coje) y lo exhala con todas sus fuerzas en un grito a medio camino entre el cabreo, el terror y el consuelo. Y se aferra a mi como un monito y no hay quien se la despegue.

Una vez ha pasado el espasmo, el berrinche sigue. Y sigue bastante fuerte. Yo me quedo a su lado, abrazándola y hablándole tranquila. Así se tranquiliza ella y me tranquilizo yo.

Y es que no me termino de acostumbrar y siempre que pasa temo llegar al siguiente paso: desmayo y desconexión habichueril. No se si sería capaz de mantener la calma en ese momento (supongo que si porque es lo que nos queda).


Y vuestros hijos, ¿sufren o han sufrido espasmos del sollozo? ¿Cómo los habéis solucionado?

lunes, 5 de diciembre de 2016

El sexo después del embarazo

En la entrada de la semana pasada os contaba que tuvimos un problema físico al retomar las relaciones sexuales. Afortunadamente ese problema se ha ido resolviendo con tiempo y algunos ejercicios pero queda por contaros como es la realidad de la vida de pareja después de tener un bebé.

Pues no os voy a mentir. La vida de pareja tal y como la conocíamos hasta ahora se resiente, si. Aunque la familia en la que nos hemos convertido compensa casi cualquier problema, hay momentos en los que nos miramos y decimos:

- Joder, Mozo/Hobbita. Llevamos sin hacerlo por lo menos tres semanas.

El problema es que los primeros meses post nacimiento, meses en los que el bebé no se mueve demasiado y duerme bastante (comparado con lo que duerme ahora) yo estaba con mi contractura y como enamorada de mi bebé. La miraba embelesada a todas horas y estaba muy cansada. Y el Mozo no estaba tan cansado pero también acusaba un enamoramiento repentino por su bebé.

Sin embargo los meses fueron pasando, la contractura se pasó y al Mozo y a mi nos apetece retomar la vida sexual pre Habichuela. ¿Y qué ha pasado? 

Si, amigos: ¡que hacemos colecho!

Que no se me entienda mal. Amo el colecho, me facilita la vida y no pienso prescindir de él pero ese pequeño punto que viene siendo la intimidad, pues se fastidia. Que me diréis que te puedes ir a otro sitio pero.... ¡¡¡DISCREPO!!! Si yo me marcho del lado de mi Habichuela pasan una serie de cosas:

1. Se suele despertar y montar un berrinche monumental si no pilla teta en un tiempo prudencial de, aproximadamente, 3 segundos (segundo arriba, segundo abajo).

2. Si no se despierta, yo me pongo nerviosa. (¿Y si se despierta y se cae de la cama?). Y así no se disfruta.

3. Una vez pillamos cama los tres ya no nos sacas de ahí ni con espátula (no todo va a ser culpa de la pobre Habichuela). Y es que al final del día simplemente estamos rotos.

Todo esto aderezado con un Mozo que se despierta a las 6:30 am y una Habichuela que suele tener su pico de gimnasia nocturna allá sobre las 00:00h. Pues mira, si. Lo que viene siendo el retoce y el amor de empujar (by Angel Sanchidrián) se resiente, no es momento de mentir.

Con respecto a la libido, el Mozo sigue como antes de la vida con Habi pero más cansado. Yo no. No es que la haya perdido porque os mentiría también pero lo vivo de otra manera. Muchas veces yo lo que hecho de menos es un momento de cariño, simplemente dormir pegada a mi señor esposo. Un beso picarón, un roce furtivo... Esas cosillas pues se echan de menos. 

Los encuentros sexuales se van apañando. Aprovechamos mucho los viernes, que vienen los abuelos maternos y se la llevan a dar un paseo. El problema es que llevamos unas semanas que llueve todos los putos viernes. 

- Joder Hobbita, fuera coña, llevamos por lo menos tres semanas xD.

También puedes aprovecharte vilmente de tus amistades. Nosotros nos fuimos de camping con unos amigos y ellos se llevaron a Habi a dar un paseo en la mochila mientras nosotros 'ordenábamos la tienda´. Y ya hacemos coñas con los Papis Recientes para intercambiarnos las hijas: un día me las cuidas tú y otro te las cuido yo y así tenemos momentos para nosotros las dos parejas. Y aunque el tono es de broma algo me dice que nos están pidiendo ayuda.... y creo que vamos a recoger el testigo, jiji. ¿Para que sirve la tribu si no es para estas cosas?

¿Como os las apañáis vosotros para el tema del amoL? ¿Qué echáis de menos de la vida sin hijos?





viernes, 2 de diciembre de 2016

Saliendo sin Habi



Este fin de semana fue nuestra primera vez sin Habi. 

Nos fuimos de boda. 

Los dos solitos, de noche. Dejamos a nuestra descendencia al cuidado de mis padres (los flamantes y nerviosos abuelos).

Unos amigos (concretamente los que nos rescataron en nuestro fatídico viaje al hotel fantasma) se casaban por fin. Y es que llevaban muchos años de relación, viven juntos, son felices y este era el siguiente paso. Ellos son un poco como nosotros. No pretendían hacer celebración así que se marcharon al pueblo donde se casaron con sus familias, comieron con ellos y por la noche, nos invitaron a tomar algo en un bar del centro de Madrid. Y cuando me lo dijeron reconozco que me entraron muchos nervios por la sola idea de tener que separarme de mi niña.