Hace una semana, armada con mi lista de alimentos permitidos y prohibidos, acudí a la frutería de mi barrio, un lugar peculiar en si mismo. Es como un pequeño teatro con su cajera borde que en realidad no es borde (de hecho creo que tiene un corazón tierno y todo pero que estar rodeada de tanta cebolla no puede ser bueno), su reponedor argentino y dicharachero que increpa a las señoras para que no le palpen la fruta y ellas se marchan creyendo que las han piropeado, sus hojas lacias de acelgas, sus aspersores que te riegan a traición.... Total, que ahí estaba yo y empecé a echar cosas en la cesta para empezar con mis experimentos culinarios.
A unos buenos calabacines se les unieron unos nabos y unos puerros y con ellos he preparado una receta brutal en la que no tenía demasiadas esperanzas. Nos ha dado para comer dos buenos cuencos que hemos completado con dados de pollo a la plancha.
Es una comida completa, apta para dietas bajas en histamina, celíacos e intolerantes a la lactosa. Es ligera, por lo que sirve también para una buena dieta aunque para hacerla 100% ligth habría que cambiar la leche de coco por una leche desnatada o una leche vegetal tipo soja.
Aquí os dejo la receta.
Aquí os dejo la receta.