El martes pasado nos tocó volver al pediatra para las revisiones del niño sano que tiene implementadas la Comunidad de Madrid. Además, a los 12 meses, toca vacunar según el calendario vacunal de nuestra comunidad así que allá que me dirigí en compañía de una Habichuela que algo se olía.
Y es que en cuanto cruzamos la puerta del centro de salud, la Habichuela se echó a llorar desconsolada. Lo nunca visto. Algo me dice que la pediatra horrible que teníamos tuvo algo que ver en este odio visceral al edificio pero no me esperaba que pasara ANTES de cruzar la puerta de la consulta.