El viernes 19 de enero, de madrugada, concretamente a las 2 am, noté la primera contracción. No fue nada terrible pero ya me hizo desvelarme. Me mantuve expectante y un buen rato después, otra. Intenté dormir algo por si se paraban, cosa que había pasado días atrás sobre la misma hora, pero en esta ocasión no ocurrió. A las 4am ya me levanté porque estar tumbada no ayudaba a sobrellevar aquello. Las contracciones eran rítmicas pero estaba tan cansada que no me daba el cerebro para cronometrar cada cuanto venían. Así que me fui al salón móvil en mano y contacté con mi alma paralela canaria, Hirosaki, a ver si le parecía a ella si estaba o no de parto (cosas que tenemos las preñadas de parto a las 4 am, que le vamos a hacer).
- Tía, te vienen cada 3 minutos (bendito whatsapp que te dice a que hora mandas los mensajes). Yo creo que habría que activar el protocolo de recogida de Habichuela.