lunes, 23 de octubre de 2017

Tengo trabajo

Os contaba hace unas semanas que había empezado a trabajar. Embarazada y con una Habichuela a su cargo. Así soy yo, la reina de las oportunidades. 

El trabajo es de niñera, nanny, pseudo madre de día. .. como lo queráis llamar. Una amiga se separa y necesitaba alguien que cuidara de su peque por las mañanas y allí estaba yo: con el cerebro en ebullición por la posibilidad de placenta acreta, una Habichuela hiperactiva y un buen bombo. Así que acordamos precio y horarios en función de las necesidades de mi amiga y allá que voy todas las mañanas. 

La gente me dice que lo peor de todo es el madrugón pero la verdad es que lo que peor llevo son las barreras arquitectónicas. Y es que la casa de los abuelos en la que están viviendo está muy bien comunicada respecto a mi casa (línea directa de metro) pero tanto la parada de Mordor como la parada de Casa Abus están sin adaptar. Y lo que es mejor: sin personal, con lo que ya no hablamos solo de llegar hasta el andén en términos de escaleras si no de lograr pasar los tornos con un carro sin nadie que te abra la puerta :/.

De nuevo la solución para este problema me la ha dado el porteo pero como os ampliaré en otro post, portear embarazada a las 6:30am con una Habichuela frita no es sencillo y tiene bastantes lagunas.

Por lo tanto, mi rutina habitual ha cambiado mucho. Me despierto obligatoriamente a las 6 am, ducha (aunque esto ultimamente lo estoy dejando para la noche y poder ir más tranquila por la mañana), desayuno, sacar a un pis veloz a la Perrucha Chucha, comprobar que llevo lo básico en la mochila (y dejarme la mitad de las cosas en casa, of course) y prepararme para salir. Fidella, recoger a Habi de su cuarto y volar al metro a paso tortuga (por no despertarla y porque no doy pa más xD). 

Cuando llego a la casa, mi amiga los abuelos se marchan a trabajar, yo intento trasvasar a la Habichuela dormida con más bien poco éxito y empieza la otra rutina: desayunos, cambio de culos y ropa, ciclo de lectura ligera (El señor Coc, El pollo Pepe  y Las aventuras del pequeño Edu son apuestas seguras) y tratar de evitar conflictos, mordiscos y coscorrones. Esta última parte me va costando cada día más porque el peque de mi amiga pega mucho y sin venir a cuento pero yo le voy explicando que eso no se hace, me mira contrito, mira a Habi, y le mete otra torta >_<. Lo bueno es que a Habi le suele dar bastante igual. Es una tipa dura que le mira así como sin entender demasiado pero como no le ha dolido, pues pasa y sigue a su rollo. Lo malo es que se ha llevado un par de mordiscos que si han dolido y ahí si que hubo momento drama queen.

Sobre las 11.30 ya están los dos que se suben por las paredes, de hambre y de sueño así que empiezo a preparar la comida y después llega el momento más crítico: dormir a mis dos fierecillas cabreadas. Los primeros días fueron epic fails como casas pero ya he ido cogiendole el punto al asunto y ahora soy una fiera durmiendo peques. Aunque el día que fallo lo pago con creces. Gajes del oficio. 

La verdad es que el trabajo me gusta un montón y tiene mil ventajas: conciliación, poder hacerlo embarazada, llevar a mi hija conmigo, es divertido aunque cansado y la verdad es que se me da bien.
 
También tiene algunas desventajas: el madrugón, no es que sea muchísimo dinero y estaría más a gusto haciéndolo en mi casa, que la tengo adaptada a prueba de niños. Casa Abus definitivamente NO está adaptada. No es que sea una trampa mortal pero me tiene al borde del infarto cada día. Minibar, cristalería fina y porcelana de Sargadelos a nivel del suelo, ningún cierre de seguridad en ningún armario, máquinas de coser con cajoncitos llenos de agujas, estatuas y orquídeas en vasos de cristal a la altura de sus cabezas (y de sus manitas), el botellero y las especias también a nivel de suelo... Y un sillón giratorio y balanceante infernal que les encanta y que me trae por la calle de la amargura. Y eso que tengo clausuradas las habitaciones, cocina y baño porque cada vez que necesito entrar en alguna otra sala, me la lían entre armarios, potecitos, escalar taburetes, abrir armarios (temo mucho por esos pequeños deditos), intentar tirarse encima lámparas de pie, enchufes sin condenar....

Lo primero que hice fue identificar peligros e ir castrándolos uno por uno: quité los cajones con agujas, pegué la mesa a la pared condenando las sillas, cerré puertas para evitar que llegaran al botellero de la cocina, desenchufé la máquina de coser... Pero el sillón giratorio y los armarios me traen de cabeza. El sillón lo he mirado y remirado por todas partes y no tiene forma de fijarlo para que no gire. Lo intentó frenar la abuela también pero no hubo manera. Simplemente no se puede. Acercarlo a la pared supone acercar los niños a un par de peligros mortales: la mesita de la máquina de coser, con bien de esquinas recias y un macetero de gres que tiene pinta de hacer bueno chichones. Y no olvidemos la ventana, que la casa está en las alturas. En cuanto a los armarios con la cristalería fina.... Pues ya se han cargado 2 copas (que no está mal en un mes de curro que llevo) así que de momento les he puesto el carro frenado delante pero veo lagunas en esa solución porque es cuestión de tiempo que sean capaces de moverlo y además Habi ama escalarlo y veo que en breve será capaz de llegar a la cima del aparador. Si no me ponen cierres voy a llevar yo una cuerda y a ver si consigo atar los tiradores (idea cortesía de Hirosaki) pero son tan de diseño que me va a costar pasar el hilo entre ellos. Aparte que habría que poner y quitar el sistema tooodos los días. Como yo digo, poco a poco. Están en una etapa exploratoria y es lo que hay. Necesitan escalar, curiosear, correr... Y siempre algún coscorrón habrá pero intentaré que los peligros sean cada vez menos (¡aunque cada vez que elimino uno me descubren 7 nuevos!).

Es un trabajo cansado y vuelvo mentalmente derrotada a casa pero me permite no pensar en placentas acretas, mortalidad maternal y demás banalidades. Cuando llego a casa aun me queda por hacer todo lo que antes intentaba ir haciendo a lo largo del día. ¿Y que ha pasado? Pues lo que llevo explicándole a mi madre todo este tiempo: que yo trabaje no significa que el Mozo vaya a hacer más de lo que hace así que estoy sin ropa limpia, con la cocina hecha una mierda, los tuppers menguan alarmantemente de mi megacongelador, no hay tiempo para preparar más comidas, he tenido que desprogramar la roomba porque es salón por las noches es como si hubieran pasado los hunos y más de una vez a la semana pido cena a domicilio. Actualizar el blog se complica y reconozco que estoy empezando a tirar de tele muy a mi pesar para lograr adecentar un poco la casa. Vamos, que da para otro post también esta etapa de madre trabajadora a tiempo completo. Eso si, el Mozo con la casa sigue en el mismo plan pero con la niña se está comiendo el Método Padre nocturno con patatas. Si no lo hiciera, simplemente petaría y tendría que renunciar a trabajar o renunciar a ser persona.  Si ya antes creía comprender a mi amiga Mami Reciente ahora la entiendo con conocimiento de causa. Pero esa es otra historia y será contada en otra ocasión (si el tiempo acompaña, claro).

¿Cómo fue vuestra reincorporación al mundo laboral en cuanto a organización y conciliación? ¿Alguna vez os habéis planteado contratar a una madre de día? ¿Os gusta el concepto?


6 comentarios:

  1. Yo los he llevado a los dos a la guardería y no solo por necesidad, sino por convencimiento, pero respeto que hay mil opiniones distintas. Creo que dentro de lo que cabe, tienes mucha suerte con el trabajo, porque poder trabajar y tener contigo a Habi es un lujo (a mí también me ha pasado los primeros meses con los míos). Respecto a conciliación, pues qué te voy a contar, que también tiro mucho de tele para la casa, que si tuviera una asistente para las cosas de casa 24/7, mi conciliación (y supongo que la de todo el mundo) sería mucho más fácil, porque ya no solo hay que conciliar niños y trabajo, sino que las cosas de casa (cocinar, limpiar, comprar, ordenar...) por poco que nos guste, ocupa a veces casi un tercio de nuestras vidas! Pero pese a todo, creo que lo estamos haciendo bien! Bravo por los padres y madres trabajadores!!!

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que te guste tu trabajo nuevo!
    Yo estoy a full con el máster y eso implica que mi mitad teutona tiene que hacer más en casa. No le gusta, pero hace sin rechistar. Si no, vaya equipo!
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Madre mía yo es que lo pienso y me agobio... ¿En serio puedes con todo eso? Entre las barreras arquitectónicas, los dos niños, la casa a prueba de disgutos y encima encontrar tu casa así...
    Eso me hace apreciar más a mi mozo que cuando yo tengo tiempo se relaja que no veas y me enfado porque no hace nada, pero cuando ve que yo no llego se pone de un hacendoso que no veas. Y es de agradecer... Y la comida casi siempre corre a cuenta de él, aunque la planificación no es lo suyo, tampoco podía tenerlo todo.
    Creo que te urge una charla con tu mozo ya.
    Besos y que la fuerza te acompañe ;)

    ResponderEliminar
  4. Yo fui niñera algunos años y los últimos tiempos me pilló estando embarazada, aun no tenía a mi hijo vamos y moría literalmente porque encima cuidaba dos mellizas de 15 meses por la mañana y dos niños más mayorcitos por la tarde con recogida al colegio más pijo de Barcelona incluida lo que se traduce en subir una cuesta interminable diariamente con un barrigón importante. No podía con mi vida. El trabajo de niñero está muy poco valorado la verdad,es como que la gente piensa que estás ahí jugando alegremente todo el día. Y no. Eso sí, fueron unas grandes prácticas y cuando nació mi niño ya estaba más que curtida en cuanto al mundo infantil.

    ResponderEliminar
  5. Pues es agotador pero ya sabes que a mí todo lo que sea trabajar con niños me encanta.
    Yo estuve "trabajando" por las mañanas sobre todo y luego los ratos de siesta del niño, como colaboradora en la empresa familiar, ir gestoría, bancos, hacer llamadas, contar dinero y sobre todo... cuadrar cuentas. Todo mientras cuidaba de un Piratilla travieso, al final tuve que dejar de trabajar, no lo hacía la birria de sueldo, sino por mantener la mente activa y nada mejor que dosis de cálculo y mates.
    Pero Pirata no quería carrito y hacer cola en banco y luego en seguridad social, hacienda, etc no era agradable, te puedes imaginar, hambre, culo sucio, quiero teta...
    Y recorrer ciudad con prisas, papeles y niño. Lo tuve que dejar sin mucha pena, porque mis preferencias y mayores placeres me los dan los peques. Me encanta tu trabajo y los retos que superas.

    ResponderEliminar
  6. Hobbita! Cuanto tiempo! Me alegro que todo este en orden el mordor jaja
    Y tu trabajo te viene muy bien porque en unos meses tu vida real será así, agotadora.
    A ver si puedo pasarme más a menudo, que entre hijos, trabajo, casa y marido no tengo tiempo de na.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar