viernes, 17 de julio de 2015

La situación laboral de una Hobbita hacendosa I



La Hobbita es una buena profesional. Lo sé, lo sabe. Lo he demostrado. Y además creo que soy consecuente con mis principios (casi todos) y lo demuestro con mis actos. 

Toda la vida he trabajado de una manera o de otra para llegar a donde estoy ahora. Durante la carrera compaginé trabajos de poca monta con los estudios. Posteriormente, me dediqué a gestionar una herencia que me cayó del cielo, y menos mal porque gracias a ella puedo decir que sigo bien, y cuando terminé la carrera conseguí trabajo más o menos rápido. Sin embargo, aunque no me arrepiento de haber estudiado, puedo asegurar que mi trabajo de licenciada ha sido, de lejos, el peor de todos los que he tenido. Y me da rabia. Me da rabia que el sueldo sea el más bajo de todos, el horario, el peor (y creedme, he sido teleoperadora de tarde hasta las 22h de lunes a viernes con un sábado de guardia al mes) y las condiciones laborales, de risa. 

He llegado a odiar el trabajo que tanto amo y al final he tenido que dejarlo si quiero seguir amándolo. En realidad no lo he dejado ya que sigo en contacto con los foros de colegas, leo todo lo que cae en mis manos y me hago unos cuantos cursillos cada mes (los gratuitos que organizan los laboratorios, que para algo tengo contactos) pero no ejerzo como tal. 

Como explicaba de forma rápida en este otro post, mi trabajo soñado acabó en un despido procedente que, gracias a la justicia, se ha declarado nulo. 

Desde que tengo uso de razón adulta (la adolescencia tardía) tengo conciencia de la importancia de los derechos laborales. Llevo dando el coñazo  la tabarra a mis compañeros de facultad desde que me conocen. Creo firmemente en que un trabajo en el que te pagan en negro, te hacen un contrato de menos horas de las que realmente haces, no te pagan las horas extras, te quitan las vacaciones y el empresario es un déspota que se ha hecho rico por no ser honrado, es un trabajo de mierda que no merece la pena. Pues después de años criticando eso y debatiendo el eterno debate del ' ¿Y si no tienes otra cosa?'... pues el caso es que La Hobbita, acabó en un trabajo exactamente de esas características. >_<. Y no porque no tuviera otra cosa, que es lo que más rabia me da, si no porque me engañaron (o yo me dejé engañar).

Me contrataron para hacerme cargo de un consultorio en el que estaría sola pero con el apoyo de un Hospital a dos manzanas. Bien. Me formarían. Bien, porque los cursos buenos de mi profesión no suelen bajar de los 1000€ por módulo. 'Solo' tenía que conseguir que un consultorio hundido volviera a dar beneficios. En dos meses el consultorio pasó de facturar 3000€/mes a más de 30000€ y subiendo lo que me hace sentirme muy orgullosa de mi misma y de mi profesionalidad. Sin embargo, ¿a costa de qué?

En la entrevista me dijeron que la jornada sería de 30h/semanales. El día de la firma del contrato ya me escamó el que pusiera que eran 20h/semanales. El día que me facilitaron mi horario ya me terminó de escamar. 41h/semanales, incluido sábados por la mañana. No debía haberlo hecho, pero tragué.

Los cursos de formación ni los olí. 

Al principio todo eran buenas maneras (porque facturábamos muchísimo y con eso a nuestro jefe se le hacia el culo pepsicola) pero un marzo que coincidió lleno de fiestas y que trabajamos medio mes entre unas cosas y otras, la facturación bajó (normal, trabajamos la mitad) y mi jefe se empezó a mosquear. 

(continuará...)

4 comentarios:

  1. Joer tela la peña se aprovecha un montón ahora.

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    1. Ahora y siempre. En mi sector llevamos quejándonos del tema desde mucho antes de que llegara la crisis (en plena época de vacas gordas). La consecuencia es que la gente se harta, se lía la manta a la cabeza, se abre una clínica full equip y trata de olvidar lo que ha hecho que des una patada y te salgan 7 u 8 clínicas en la misma calle (lo que se traduce en 10-15 por barrio). Al final no habrá pastel para todos y los empresarios se echarán las manos a la cabeza, se preguntarán qué ha podido pasar y le echarán la culpa a la crisis sin pararse siquiera un minuto a pensar si quizás no fueron sus políticas esclavistas las que mataron la gallina de los huevos de oro.

      Pero en fin, es solo mi opinión :D.

      Un abrazo :)

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  2. Desgraciadamente me suena mucho lo que cuentas. Estas cosas nos pasan por lo que le explicas a Bella: la gente es mu-tonta. Y los asalariados tragamos carros y carretas por inexperiencia, por necesidad o por lo que sea.
    También tuve un trabajo de lo mío, que me gustaba, donde el jefe era un prepotente machista anormal. Al principio muy encantador, muy "guay" y todo sonrisas. En el contrato te ponía otra categoría laboral para pagarte menos, pero después el "resto" del sueldo acordado te lo pagaba en negro... (muy típico en España)... y encima tenías que mendigarle/perseguirle para que te pagara, como si te hiciera un favor cada vez que soltaba la pasta... Mientras se excusaba en la crisis (ojito que yo no paraba de currar en todo el día), que estaba la cosa floja (más bien que el flojo era él que se iba a comer con sus clientes), y el colega se largaba los fines de semana con su familia de hotel a la buena vida... Mira que el trabajo me gustaba pero con semejantes condiciones y desigualdades no se puede estar. Al final me largué. Lo peor es que en nada y menos ya tenían a otra persona y encima están forrados.

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    1. Una buena amiga siempre dice que nadie se hace rico siendo honrado. Con el tiempo, y aunque me fastidie, tengo que darle la razón. Mi jefe y el tuyo hacen dinero a costa de engañar a los empleados, a la administración y a los clientes. Y cuesta mucho pararles los pies porque además parece que en vez de luchar juntos, los asalariados nos dispersamos en el miedo.... Yo hago lo que puedo a mi nivel pero eso queda en denunciar y pelear por lo mío. Yo sola no puedo pelear por lo de los demás. :(

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