domingo, 19 de julio de 2015

La situación laboral de una hobbita hacendosa III



Podéis seguir el resto de la historia aquí y aquí.


Decidí operar. La tuve que mandar al hospital porque en mi consultorio no tenía material ni forma. La perra sobrevivió. El cachorro ya estaba muerto y no pudieron hacer nada. Por supuesto el dueño no pagó la cirugía. La solución de mi jefe fue que la pagara yo (como si fuera un cliente, ni precio de coste, ni nada) pero no me lo dijo directamente. Envió a su lacayo para insinuarme que pasaría eso si el cliente no pagaba. 

Eso genera estrés y entras poco a poco en una situación que raya el acoso laboral. Empiezas a pensar si no fuiste imbécil, si debiste no avisar al jefe (si no hubiéramos llamado, nunca se habría enterado de que había una cesárea), hacer la operación por mi cuenta y riesgo arriba.... Con el tiempo lo colocas en perspectiva y te das cuenta de que no tiene sentido: no es mi forma de trabajar. No voy a hacer una cirugía en un local sin quirófano, sin anestesia inhalatoria, sin monitor, sin lámpara de infrarrojos ni incubadora, sin siquiera un triste bote de propofol para inducir un plano profundo de anestesia.... No. No lo habría hecho ni aún sabiendo que iba a pasar aquello. Pero cada día me llamaba alguno de los compañeros para preguntarme si el tipo había venido a pagar. 

¿Qué habría pasado si decido no operar? Probablemente las señoras de la sala de espera, entre ellas una animalista famosa en el barrio, habrían montado en cólera, me habrían acusado de pesetera, mala veterinaria (a mi, no a mi jefe), cruel, sin sentimientos.... Y habrían montado una buena en las redes sociales. Estoy segura de que también me habría tocado pagar el pato porque, al fin y al cabo, era mi responsabilidad. En este sentido, algo parecido le pasó a un compañero en una urgencias en otro hospital que tomó la decisión contraria a la mía: no atender. El revuelo en las redes sociales fue digno de recordarse. A nadie le importó que este chaval tenía una cámara de seguridad apuntándole desde arriba, con la jefa mirando al otro lado, que ya habían caído broncas gloriosas en ese centro por tomar la otra decisión, que estaba amenazado de despido... Conclusión: ninguna decisión era la correcta y el estrés venía porque yo lo sabía. 

Así que las cosas se empezaron a torcer. Había estrés, malos modos, compañeros enfrentados y para colmo de males, un buen día mi jefe subió al consultorio, me encerró en mi consulta y me acusó ¡de haberle robado..... ¡MEDIA HORA! (yo, que tenía un contrato de 20h y hacía 41h). A gritos, sin dejarme salir de la consulta. Que me había marchado antes de mi hora. He de decir que era cierto porque me mandaron ir al Colegio de Veterinarios a una charla que empezaba media hora después de mi hora de salida y era imposible que llegara a tiempo si no salía antes. Ahí se desbordó el vaso. Cuando se marchó me dio un ataque de ansiedad y le dije a la ATV que me iba al médico, que así no podía trabajar. En el médico me mandaron reposo de 48h. 

Fui a un abogado laboralista. En realidad me pateé los sindicatos más representativos, que todos conocemos, para buscar ayuda. No me la dieron. Acabé en un sindicato 'menor' pero que, oye, funciona. Tuve un ex-suegro sindicalista allá por los tiempos de Franco y me dije, ¿por qué no? Tuve que esperar una larga cola, pero me atendieron. No me obligaron a afiliarme y el abogado es maravilloso. Me escuchó, estudió mi contrato, mi prórroga del contrato, mis nóminas, mis documentos y pruebas acumulados a lo largo de estos meses.... Y me hizo una pregunta muy importante:

- ¿Tú qué quieres hacer?

(continuará...)

6 comentarios:

  1. Me estuve leyendo la historia y me dejas a cuadros. Menudo jefe que tienes...que desgraciado!! De todas formas que sepas que tu decisión fue la que tenía que ser y tú muy valiente por haberla tomado aun sabiendo que era bajo tú responsabilidad.
    Un beso enorme y espero las siguientes partes!!

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    1. No se. A mi lo que me sigue doliendo es que, a día de hoy, yo sigo en mi casa y él sigue ejerciendo. Aún no se ha ejecutado la sentencia anterior y ya estoy metida en otra demanda.... A ver si termina y puedo cerrar capítulo laboral. Un abrazo :)

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  2. También pienso que tomaste la decisión adecuada. Era la más complicada, por tener que enfrentarte al riesgo de atender a la pobre perra sin tener las condiciones necesarias. Pero las consecuencias hubiesen sido peores si no hubieses hecho nada. Menudo marrón te tuviste que comer!

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    1. Las condiciones las tenía (derivando el caso al otro centro) pero el respaldo, el apoyo del jefe, no. La responsabilidad no era mía, era de él. Su centro, sus reglas. Y en lugar de liarse la manta a la cabeza y tomar la decisión, te insinúa que ya sabes que hacer y que apechugues con las consecuencias, sin siquiera decirte cuales son las consecuencias. Si no hubiera atendido y el caso se hubiera vuelto viral en las redes.... ¿Tambien me habría tocado apechugar con las consecuencias? Ya nunca lo sabremos.

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  3. Joder que tela con el jefe ese, buf que cabronazo.

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