Como casarse por lo civil en la Comunidad de Madrid en 5 sencillos pasos: casilla 3

Bien. Ya ha llegado el día de la cita para pedir cita (manda huevos). Ese día será el elegido para llevar la documentación exigida (que tuve que volver a pedir porque con los 4 meses de espera, me habían caducado) junto con un testigo que, al más puro estilo de 1800 d.C asegure y de fe de que los contrayentes actúan en libertad y con criterio. Si, señores. En pleno siglo XXI una esperaba que sirviera mi firma y la de mi mozo en una solicitud para entender que somos conscientes de lo que hacemos sin que venga un tercero a dejar constancia de que ello es verdad. Afortunadamente han quitado la parte de 'que venga el padre o hermano de la novia a entregar su mano (de perpetua menor de edad) a su futuro propietario marido' pero no se si lo han dejado mejor o peor. 

El caso es que hay que pasar por el aro. 

El elegido para el menester fue el hermano de mi mozo, mi cuñadísimo.
Hay que reconocer que con la tontería se le veía contento. Pues mira, algo bueno que le sacas a la moñez: haces feliz al cuñado, que se siente partícipe de tu alegría prematrimonial. Allí nos presentamos los tres, haciendo bromas sobre la burocracia y la tontería en plan, bueno, a ver que día nos dan para casarnos. Como yo ya estaba embarazada de nuevo, volvían las prisas (para mi, ya os digo que mi mozo no termina de ver dónde está el problema de casarse antes o después). A ver si nos dan pronto y no tengo que casarme con un superbombo y además ya lo dejamos finiquitado y una cosa menos. 

Pues llegamos allí (recordemos: arco de metales, ascensor del pleistoceno, pasillo bifurcador, mostrador con cola), entregamos el papel manuscrito de la cita y nos mandan a esperar a la salita. Lo bueno es que en esta ocasión tu papel manuscrito pone en grande:

'Entregar SIN esperar cola'

Y como lo pone, oye, pues haces caso. La gente de la cola resopla, pero tienes un papel manuscrito que te da permiso y te vuelves de pronto más alta. 

A la media hora nos permiten pasar la barrera del mostrador y nos sientan con otra amable funcionaria que nos recoge los papeles y nos pone a firmar documentos varios: que si la solicitud de matrimonio, que si la firma del testigo que atestigüe que somos libres, que ahora firmad aquí para que no tengáis que perder el día que viene los dos. Con que lo pierda uno ya nos vale. 

- ¿Perdón?

- Que me firméis aquí. Es una autorización del uno a la otra y de la otra al uno para que el próximo día solo tenga que venir uno de los dos.

- ¿El próximo día? Pero entonces, ¿a la boda no tenemos que venir los dos?

- Si, claro. Pero el próximo día tenéis que venir a que os demos la cita de la boda. 

- ¿En serio? ¿Esto es otra cita para pedir cita?

- Si. El 20 de octubre venís cualquiera de los dos y ya elegís entre los días que haya para casarse. 

- ¿Y no puedo elegirlo hoy?

- ¡No, mujer! Hoy es el día de la apertura del expediente. 

- Pues muy bien. Ale. Hasta el 20 de octubre. 

Así que después de 7 meses, estamos en la casilla número 3 de lo que, espero, sean 5. El 20 de octubre me darán cita para el día de la boda y el día de la boda llegaremos a la meta. O no. Porque a este paso soy capaz de ponerme de parto mientras espero al señor juez con su toga. 

Juro que me dieron ganas de decirle: déjelo, que me voy al notario ahora que han aprobado la ley nueva. Sin embargo no lo haré. Se que no es culpa de los funcionarios. Se que les han dejado ahogados a base de recortes, de no sustituir al personal de baja, ni al jubilado, ni al inválido. Se que se han cargado el registro a lo largo de 10 años para ahora decir que el registro es una mierda que no funciona y que hay que privatizarlo. Así que yo, como protesta, me caso por lo civil y en el registro. Porque es MI registro, público, gratuito y creo que es mi forma de aportar un granito de arena. Pese a lo cual os comento que podéis adelantar el día de la boda yéndoos a casar a un pueblo poco conocido donde tengáis un tío alcalde o concejal (o en el que no tengáis familiares pero no haya lista de espera).

Ahora bien, como nos pase algo al mozo o a mi, se que el otro se queda en bragas porque a ver, ¿con qué cara voy yo a un juez a decirle: mire es que llevo un año con la tontería intentando casarme y ahora que a mi mozo le ha caído una maceta en la cabeza me gustaría poder contar con las ayudas del Estado? Pues eso.

El caso es que, no se si con la tontería o con que el embarazo te deja suaaaaave y tranquiiiiila, ya se me han quitado las prisas.

(Continuará...... hacia el 20 de octubre)