Me da muchísima rabia no tener todavía arreglado el ordenador correcto (si me vierais a hora mismo, escribiendo en un portátil Android que realmente es una tableta con teclado, en el suelo del pasillo, a oscuras, con la Chucha lloriqueándome en la cocina y la niña frita en nuestra cama no lo creeríais) pero prometo que en breve llegará el DIY del pedazo de cambio que ha dado nuestro salón.
Y es que, dos meses después de empezar con esa sencilla obra, podemos decir que está acabada. bueno, en realidad nos faltan algunos retoques a pincel, comprar los muebles definitivos, pensar en la decoración de las paredes..., pero lo importante, lo gordo, es que ya vuelvo a tener un salón donde hacer vida sin agobios.
Durante las obras convertimos mi estudio en una sala multiusos. Metimos allí el poang, la mesita Lack, la silla de ordenador, la Mostrenca II, la trona y nuestros cuerpos serranos y allí intentaba hacer vida con la Habichuela todas las mañanas con resultados más o menos variables:
- Habichuela intentaba saludar a la Niña del Espejo. Pon los puf delante del espejo.
- Habichuela decide ir a hacer el Tarzán entre los cables del ordenador. Desplaza niña.
- Habichuela se sube encima de la Roomba. Rescata Roomba.
- Habichuela enciende el ordenador.
- Habichuela roba el mando de la tele.
- Habichuela intenta coger los platos de la mesita de centro.
- Habichuela.....
Full caos. Y eso cuando conseguía mantenerla dentro del cuarto porque ella es más bien un espíritu libre que se lanza a recorrer el pasillo a ver si encuentra alguna suculenta cochinez que llevarse a la boca.
Conclusión: no paraba en todo el día. Ni ella ni yo.
Ahora con el salón tengo una mesa alta en la que comer. Se acabó el comer agachada tirandome encima toda la comida (¡como lo odio!) y a la que Habi no llega con sus manitas exploradoras. No es la mesa de nuestros sueños, lo admito, pero de momento nos hace el apaño
Me he hecho un rinconcito de lectura con el poang y un par de puffs. Los puffs hacen de mesitas y por el mismo precio evitan que Habi alcance los cables (mentira, llega igual >_<).
He adaptado una zona acolchada para Habichuelas donde la Perrucha se tiende muy a gusto y del que la Habichuela huye como si quemara. La intención es lo que cuenta.
La Mostrenca II ya no ocupa media pared y no acaba con mi vista de elfo hobbita.
Podemos cerrar la puerta sin que nos entre claustrofobia y tengo la sala adaptada a intrépidas Habichuelas trepadoras. Se esmorra, si, pero menos y no vivo angustiada. Además, puedo volver a escribir sin dejar de estar pendiente de ella (en el estudio tenía que darle la espalda si o si).
Por otro lado, al terminar el salón hemos recuperado de golpe y porrazo dos de los cuartos. El estudio por fin es un estudio y no una sala multiusos. Aún no tuvimos tiempo de conectar los ordenadores pero ya se ve amplia y da gusto meterse ahí. El zulo (si, la llamábamos así entre los caseros consortes U_U) va a transformarse en el taller de manualidades y bricolaje aunque para eso todavía vamos a tardar porque como no tenemos armarios coherentes en esta casa, el Mozo se ha tenido que mudar allí con su ropa. Quede claro que podríamos habernos apañado en el dormitorio pero el Mozo entró en modo cabezón y no hubo bemoles ha hacerle cambiar de idea. Además, nuestro dormitorio ya no tiene el puzzle ahí extendido y se accede mejor al armario.
Así que podemos concluir diciendo que el hito número uno ha concluido. Etapa de salón (casi) cerrada y vida en Mordor mucho más tranquila.
¿Como van vuestras mudanzas (que me consta que hay unos cuantos lectores en fase de traslado)? ¿Alguien con reformas en marcha?