Hobbita felizmente instalada

La Hobbita ya ha llegado a destino. 

Y de momento solo puedo decir una cosa: PAAAAAZ.

Me he atrevido a coger el coche, después de mucho darle vueltas (ya sabéis mi terror a coger el coche) y os confieso que he llegado fenomenal. Menos los últimos 25 metros, que han debido poner como 87 rotondas en ese espacio. Vale, a lo mejor exagero pero los que viajéis a menudo por pueblos castellanos seguro que me entendéis. 

Total, que he llegado sana y salva y sin accidentes (salvo por ese apoteósico final en el que me he comido un bordillo >_<) y ya estoy instalada en la que será mi casita los próximos 5 días. 

Y ahora que no hay niñas gritando, llorando, lanzando garbanzos, saltando entre los sofás y descalabrándose entre las cortinas, puedo sentarme TRANQUILA y contaros que me ha traído hasta estas tierras valencianas. O más concretamente COMO he llegado a tierras valencianas.

Pues resulta que estaba yo toda feliz en mi casa, en un momento zen de estos habituales que tengo últimamente. Ello es:

- La pulga llorando a lágrima viva. Ella es así, no me ha tocado un bebé fácil.

- La Habichuela gritando a pleno pulmón. Puede que quisiera agua, o un vaso, o ese vaso no, el rojo, el rojo tampoco. No quería un vaso. Ni agua. Era un yogur. O puede que un queso. O los dos a la vez.... Y así en bucle.

- Intentar salir de casa sin dejarme nada, con las dos enrabietadas y sin poder hacer nada para calmarlas. Bueno si: salir de casa. Pero es algo pelín difícil a esas alturas de la película.

Y en esto, que me suena el móvil y miro y es un número larguísimo y, dado el percal, estuve a puntito de colgar, pero esperaba comunicarme con Hacienda y lo cogí.

- Hola, mira. Que te llamo de la consellería de la Comunitat Valenciana (disculpad la ortografía los valencianoparlantes).

BUUUUUUUAAAAAAAAA!!!!!!!!AAAAAAAAAAAAAGUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAA NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

- ¿Si?

- Era para decirte que si te interesaría hacer unas sustituciones de verano. Te digo rápido las fechas....

BUUUUUUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAA NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

- ¿Me lo puedes mandar por mail? Es que tengo un lío montado...

- Es que tenemos mucha prisa porque nos hemos quedado sin un par de sustitutos y necesito veterinarios para ya. Y tu echaste la solicitud. Y.. (ininteligible) (ininteligible) (ininteligible).

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHGGG!!! QUIERO QUESO MAMAAAAA QUESO!!!!!!!!!!

- Mira, mandame todo por mail con las condiciones, el sueldo y tal y me lo pienso y te digo. Es que no te oigo.

- Vale pero necesito que me respondas muy rápido. 

Total, que me llegaron al mail tres ofertas de empleo. Era martes. La incorporación era para el viernes y el lunes (las dos primeras) y para agosto la segunda.

Vale. Una vez se calmó el lío y pude comprender lo que me estaban ofreciendo:

- Funcionaria

- Interina

- Veterinaria

- Buen sueldo

- Sin hacer oposición (porque yo me apunté a la oposición pero me quedé preñada e imposible estudiar con la Habichuela pululando y justo parí tres días antes del examen. Vamos, que no fui).

Obviamente era el último plato de los últimos platos. Las sobras del bufet. El comodín que aparece a última hora. Y estaban desesperados. Debieron llamar a toda la bolsa de empleo con los aprobados de la oposición, luego a los suspensos y luego dijeron: ¡Venga! ¡Llama a los que alguna vez echaron una instancia! Y ahí aparecí yo ^_^.

Y decidí subirme al tren. Porque eran pocos días. Porque era una oportunidad que nunca habría esperado. Porque mi vida es un cúmulo de casualidades que me llevan de un punto a otro y este tipo de aventuras me suelen salir bien. Porque son puntos de cara a futuras oposiciones. Porque me despejo. Porque me apetece. 

Porque quiero. 

Y porque a veces, lo contrario del control que me está agobiando y matando poco a poco no es el caos. A veces, lo contrario del control es la improvisación. Y tampoco se me da tan mal improvisar. 

Así que dije que si. Y ya estoy en mi destino. He cogido el coche. He conducido más de 300km. He organizado esta semana para que mis niñas estén atendidas (y sabe Dios que me ha costado, mañana os lo cuento porque tiene bemoles la situación). Me he sacado leche como si no hubiera un mañana. He llorado por separarme de mis bebés lo que no está escrito. Y una vez aquí, ya instalada, siento paz.

Porque he cenado tranquila. Porque me voy a dar una ducha monumental. Porque el sitio tiene ducha de hidromasaje (¡WEEEEE! Sorpresa de última hora). Porque estoy escribiendo. Porque me voy a despejar.

El Mozo me ha mandado una foto preciosa de mis dos niñas bañándose en un barreño en la miniterracita de Mordor. Todo controlado por allí. 

Mi madre, que tuvo ese momento suyo de '¡Pero adonde vas, cordera! No me seas loca que ahora eres una mujer de bien. Que yo te digo que cotices y oposites y busques un buen curro pero... ¡chica! ¡En un punto geográfico algo menos a desmano!' está ahora como contenta, ilusionada, orgullosa de mi. Que debería resbalarme lo que piense pero me ha hecho ilusión que me llame valiente por el whatsapp ^_^. (Luego me ha dicho que no se me vuelva a ocurrir coger otro curro por aquí, pero así son las madres ¬_¬).

Mañana empiezo. En un trabajo que no debería tener pero que me ha caído del cielo. Y creo que es de lo poco que no he tocado durante la carrera, jiji. Así que voy un poco nerviosa porque me toca ser Autoridad Competente en un campo que tengo bastante lejano. Más que lejano, que no lo he hecho nunca. ¡Y mira que he tocado teclas de mi profesión! Malo será que nos venga una crisis como la de los pepinos alemanes pero si pasa, ya sabéis hacia donde dirigir vuestras miradas O_o.

Así que ale. Me despido con un abrazote gigante y mañana a ver si os cuento algo más. Deseadme suerte en mi primer día tras 3 años desempleada.

¿Como recordáis vuestra vuelta al trabajo?