viernes, 24 de agosto de 2018

Depresión postparto: detección

El tema de la depresión postparto es delicado. Por un lado, el tabú y el misterio que parece que rodea la maternidad como una situación místico-mágica, instintiva, mamífera, hace que, cuando no aparecen las sensaciones o sentimientos que esperas vivir, te sientas mal. Simple y llanamente mal. Luego empiezas a rascar y resulta que es algo que parece que pasa prácticamente a todas las madres: ha llegado un desconocido a casa, no le conoces y... bueno. Pues hay que conocerse y aprender a tratarse.

Bien.

El problema es que entre la situación A (sentimientos esperados) y la B (tranquila, esto nos ha pasado a todas) está una gran escala de grises que van del emporramiento postparto a la depresión postparto pasando por el común estado de baby blues. Y con el emporramiento, pues no pasa nada porque todo es felicidad y arcoiris y los pedos huelen a fresa y vives en una nube de colocón hormonal (que es lo que me pasó con Habi). Con el babyblues... pues tampoco pasa nada porque, efectivamente, es una melancolía normal y que se pasa en unos 20-30 días. Sin embargo, ¡ay, amigas! Llegamos a la depresión postparto y ahí ya no es todo tan normal ni tan 'tranquila que esto se pasa'.

Hablemos claro: la depresión postparto tiene una prevalencia alta (he leído que alrededor de un 20% de los postpartos derivan hacia esta patología) pero la sensación que tengo yo es que cuesta, ya no detectarla, que también, sino tratarla. Y cuesta detectarla porque no hay un protocolo correcto establecido ni de seguimiento de la puérpera ni de formación de los profesionales que tienen que atenderla. Y del entorno de la mujer.

Esto es algo que, desde mi experiencia, me parece muy grave. Ya no solo por el malestar que causa la enfermedad (que creedme, no es poco). Es que estamos hablando de un problema que puede afectar directamente a la salud de los hijos que están a cargo de la persona enferma. Una persona a la que, encargamos el cuidado y nos desentendemos de ella. 

Como sociedad y afectada me parece una realidad cruel. Y peligrosa. Intentaré explicarme.


Para empezar, la baja de paternidad es ridícula. He vivido con angustia toda la polémica generada en torno a la equiparación de ambas bajas. Aunque entiendo la reivindicación del sector que está absolutamente en contra, no la comparto. Primero por un tema puramente laboral (desgraciadamente, no vamos a conseguir una verdadera igualdad si no tomamos este tipo de medidas) pero ahora tengo además otro punto de vista. El padre tiene que estar en la casa para atender tanto a la criatura como a la madre. Y es él quien va a ser el primero en darse cuenta de si algo no va bien. Es la primera alarma con la que pueden contar los profesionales. 

Mi mejor amigo de la infancia vive en Holanda con su mujer. Él me contaba que, tras el parto, envían a una matrona unos días a la casa. Además, varios días después de abandonar el hogar, se les hace un seguimiento y se le llama a ÉL para pasar un cuestionario que detecte posibles signos de depresión postparto en ELLA

Al principio me lo contó como una anécdota más y, aunque me pareció interesante, no me di cuenta hasta ahora de lo vital que es algo a priori tan simple como una llamada a la pareja que vive con la madre reciente. Minipunto para Holanda. 

Y es que la detección es el primer paso hacia un tratamiento y atención correctos que te permitan salir adelante y continuar con tu vida. 

¿Cómo me han detectado a mi?

Ya os contaba que yo empecé a sentir cosas extrañas durante el parto y especialmente justo después del expulsivo. La Pulga llegó al mundo y la sensación fue que no había ninguna sensación. No había campanas, ni música, ni enamoramiento, ni nubes, ni cansancio, ni hartura, ni agotamiento, ni alivio, ni tristeza, ni alegría, ni miedo... ¿Sabéis cuando en las películas pasa algo y se visibiliza la desconexión con un fuerte pitido de oídos? Pues eso, pero sin pitido. Intentas no hacer caso de esa ausencia de sensación. 'Será normal'. 

Pasan los dos días del hospital y 'será normal'. 

Llegas a casa y, bueno, 'será normal'.

Y pasan los días y ya empieza a no parecer tan normal. Revisión con la matrona, se comenta la situación y: 'Tranquila, es normal'. 

Además, has leído sobre el babyblues. Es normal. Incluso haces un post sobre el tema. Y parece que remontas algo. Bien. Y tu pareja se reincorpora al trabajo y... Crisis. 'Bueno, es normal'. Y estallidos. 'Normal'. Y miedo '¿Normal?'. Y angustia '¿Seguro?'. Vocecitas, alucinaciones 'Mmmmm.... Ngá'.

Y comentando en una cafetería con una amiga del taller de lactancia (donde, a todo esto, me decían que tranquila, que era normal) me dijo que ella estaba diagnosticada de depresión postparto y que no hacía ningún mal pedir una opinión médica extra. Y me sentí tan reconocida en lo que me contó, en su miedo, en sus sentimientos, en su realidad, que ese día pedí tres citas: psiquiatra privado, médico de cabecera y matrona. 

La psiquiatra, ya sabéis, estaba loca perdía. 

Mi médica no estaba, estaba su residente. Me derivó a la matrona.

Mi matrona tampoco estaba hasta dentro de prácticamente un mes. 

Llegué a casa con una sensación de desamparo, con las dos niñas y mucho miedo. Y la residente me llamó a casa. Se había quedado preocupada, rumiando el caso, y quería volver a verme al día siguiente. Ella me detectó. Y utilizó tiempo personal para reconvocarme. Y yo tuve el ánimo de mover mi culo y plantarme allí al día siguiente. 

Y una vez detectada, me derivó a psiquiatría con carácter preferente pero la cita era para más de un mes después. Y lo que hizo fue citarme cada dos días en su consulta, para perjuicio suyo, puesto que mi presencia allí desbarataba toda su agenda. Pero lo hizo desde su código deontológico y un poco a ciegas porque ella no estaba preparada para atender una DP y sin embargo intuía lo grave de la situación. 

Mientras, llegó la cita con mi matrona. Cita a la que casi no voy porque, total, no es que sea demasiado buena. Y justo había una suplente que, nada más conocerme, también detectó el problema. Pero no sabía muy bien como actuar. Así que me recitó semanalmente mientras averiguaba. 

Al mismo tiempo, mis doctoras se afanaban en llamar personalmente al director del centro de salud mental para que me hicieran un hueco. Y al final lo lograron y me lo hicieron. A base de pedir favores y consumir su tiempo y el de otros. Y el psiquiatra al verme constató que, efectivamente, DP.

Y la matrona encontró un recurso del ayuntamiento al que me derivó, un CAF de distrito donde me atendió una asistente social que también percibió la gravedad de la situación pero que también me dijo que, tranquila, haría unas llamadas para ver donde derivarme. Y esta mujer consiguió al final que me vieran desde una asociación y me atendiera una psicóloga perinatal que, también se dio cuenta del problema que había y que, siendo sinceros, me hizo el favor de quedarse con mi caso. O al menos es la sensación que tengo: que un montón de gente se ha volcado desde el punto de vista personal para ayudarme a costa de puentear los servicios públicos, pedir favores personales, gastar tiempo en llamadas y más llamadas hasta dar con una nueva persona que se implicaba al conocer el caso.

Y ahí es donde quiero llegar. Si en alguno de estos puntos yo me encuentro con una persona que no tiene ganas o no percibe importante esta enfermedad, me habría quedado ahí, en el limbo de la 'normalidad'. La sensación que tengo es que, pese a estar ya en tratamiento y controlada, los profesionales estaban un poco a ciegas. Y siendo una enfermedad con una prevalencia del 20% me parece increíble que no haya un protocolo que puedan seguir médicos y matronas con seguridad. Que no haya un programa público en algún hospital de referencia al que derivarte INMEDIATAMENTE una vez detectada. Que al final entre unas cosas y otras, he llegado al tratamiento a los cuatro meses postparto. Por cabezonería propia (de verdad, había días de no querer levantarme de la cama y lo hacía, pero no es justo pedirle eso a todas las pacientes y si me llega a pasar primeriza es muy probable que no lo hubiera hecho). Que en cuatro meses tienes muchísimas papeletas para perder al paciente (que no vuelva a consulta, que se sienta abandonada, que siga recibiendo mensajes acerca de lo 'normal' que es lo que le pasa y le reste importancia, que le de una psicosis postparto y le haga algo al bebé, que se abandone, que se mate...). Es perder un tiempo precioso para reconducir la situación. 

La verdad es que desconozco si hay protocolo establecido. Lo cierto es que, si lo hay, no está bien implementado porque todas las personas que han tenido mi caso entre las manos (y no han sido pocas) han tenido que empezar a hacer llamadas y averiguaciones para conseguir que a mi se me de el tratamiento adecuado. 

Mientras llegaba ese tratamiento yo, viendo que la situación se me escapaba literalmente de las manos, acudí a un psicólogo privado para que me contuviera pero al no ser especialista perinatal hizo un poco lo que pudo. Ahora que si estoy en manos de una psicóloga perinatal noto bastante la diferencia y el cambio hacia mejor. También he notado retroceso en las vacaciones puesto que entre unas cosas y otras, he dejado más de mes y medio entre la última visita y la siguiente. 

Por lo tanto, este es un post de agradecimiento personal para estas cinco profesionales que me atendieron: A., M., B., C. y A.. Que se implicaron en el caso y removieron Roma con Santiago para irse poniendo en contacto unas con otras y darme una solución. También para mi amiga C., que sin apenas conocerme más que de un par de sesiones en un taller, vio algo y decidió desnudarse y decirme que no, que no era normal lo que estaba viviendo (algo que yo ya intuía pero me empeñaba en enterrar). Ella fue en realidad la que puso en marcha toda la maquinaria desde la valiosísima ayuda madre a madre. Y también es un post de crítica al sistema porque nos abandona. La medicina exclusiva de mujeres nos trata a menudo como histéricas, exageradas. No estandariza, no protocoliza y nos deja en bragas (a las puérperas y a los profesionales que las atienden). 

Hacen falta medios. Hace falta tiempo. Hace falta formación y pedagogía. Si es necesario, acudir a la casa de la puérpera que no acude a sus revisiones. O al menos llamar a su pareja para constatar si todo va bien. Si va 'normal' o si hay alguna mínima pista que haga levantar la liebre. 

En fin. Solo pido lo 'normal'.

¿Cómo os sentisteis durante vuestros postpartos? ¿Cómo os trató el sistema? ¿Y los profesionales individuales que os atendieron? ¿Alguna con DP diagnosticada que haya sentido un poco la misma sensación de caída libre, de cuesta abajo y sin frenos?

8 comentarios:

  1. Yo no tenía ni idea de lo que podía llegar a ser la depresión postparto hasta que leí tu entrada. Y me pareció terrible, porque no es sólo que pueda peligrar la vida del bebé. Es que si le pasa algo malo al bebé, de paso la madre también destroza su vida. Y la del padre, y la de sus otros hijos.

    Yo entiendo que para la gente de a pie estos temas puedan resultar desconocidos, pero me cuesta creer que la sanidad pública no tenga datos estadísticos al respecto. Los centros de planificación familiar tienen psicólogos, ¿no deberían ellos hacerse cargo de la atención a mujeres con sintomatología depresiva? Me parece vergonzoso que en casos como el tuyo haya que pasar un viacrucis hasta dar con el profesional adecuado. Claro, si es que se tiene la suerte de dar con un médico que te tome en serio. Las enfermedades mentales (sí, suena mal, pero es que son enfermedades) siguen siendo el patito feo, por lo que veo. Hasta que no pasa algo grave poca gente mueve un dedo.

    Respecto a la igualación de permisos, seguí el debate, leí el texto, y me parece insuficiente. En lugar de debatir sobre el sexo de los ángeles, deberían profundizar más en el tema para que se entienda la necesidad de que el padre esté en casa al menos en el primer semestre. Mucha gente está en contra porque lo ve como si fuesen vacaciones extra, pero si se explicasen mejor las complicaciones derivadas del parto, del tipo que sean, quizá sería más fácil cambiar el punto de vista. A fin de cuentas una complicación postparto le puede tocar a cualquier mujer. Yo no lo veo tanto desde la perspectiva de la "igualdad laboral". Si la madre presentó complicaciones, tiene derecho a poder tratarse sin tener que estar pendiente de con quién deja al bebé. Y por su lado, el bebé tiene derecho a que se garanticen sus cuidados e incluso su integridad física en casos extremos como el que narraste. Que imagino que habrá madres que no hayan tenido tanta "suerte" y a día de hoy estén en la cárcel o en un psiquiátrico por esta causa.

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    1. Yo creo que en este tema se cruzan dos 'patitos feos': la enfermedad mental, estigmatizada y temida por el paciente que la sufre y la medicina exclusiva de mujeres, que es como una medicina de menor importancia, cosa de exageradas e histéricas. Justo ahora que estoy a full leyendo sobre teorías feministas y este es un tema que me tiene fascinada y horrorizada a partes iguales.

      Con respecto a la igualación de permisos, estoy de acuerdo en tu reflexión y me quedo con una que hizo Carolina del Olmo. Hay que dar un cambio integral a la sociedad. Que se entienda el cuidado en su justo valor, que no se penalice si no que se le de la importancia que verdaderamente tiene. Lo que se exige a una madre durante su postparto es inmenso. Y lo hacemos, pero no es justo ni sano. Como sociedad deberíamos tender a sostener a esa madre, permitirle una buena recuperación física y mental, actuar como verdadera tribu desde entorno e instituciones y darle valor al niño y a esta primera etapa tan delicada.

      El problema es que estamos en otro modelo de sociedad. Una sociedad de consumo que busca la productividad en términos puramente económicos. Y en este modelo, para conseguir no perder derechos, al final hay que tomar medidas como la de igualar permisos. Y hacer pedagogía para que, efectivamente, no se entienda como vacaciones si no como una responsabilidad tanto o mas importante como ir a trabajar.

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  2. Jo qué difícil tiene que ser! Y encima ver qué el tema de la detección y tratamiento está tan en pañales 😔 Yo he tenido 3 pospartos de los de cagar mariposas y pesos de fresa, no puedo ni imaginarme el sufrimiento. Todo mi apoyo guapa!!!

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    1. Quiero volver a vivir un postparto de fresas y mariposas, ains. ^_^. Estuvo chuli con la Habichuela xD. Pero bueno, de todo se aprende xD

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  3. Muy fuerte lo q cuentas...menos mal q diste con profesionales buenas de corazón que hicieron lo posible por ayudarte y aún asi ni ellas sabían que hacer.
    Y eso estando en Madrid! Me imagino a alguna chica en algún pueblo más perdido q le pase, no le llega ayuda alguna ni de broma. Muy indignante.

    Al final tendrá que ser como el tema de la lactancia (que surgieron los grupos de lactancia, asesoras de lactancia...motivado por mujeres que habían pasado por ello y querían ayudar a otras). Tendremos que ser las propias mujeres las q nos unamos y decidamos crear algo para ayudarnos entre nosotras. La sociedad no va a cambiar nada porque ayudar y gastar en mujeres que no son productivas y q “encima ya están cobrando una baja" no es eficiente. Lo mismo con los permisos de paternidade, mientras lo sigan viendo como vacaciones y no como una inversión en las personas del futuro que luego nos van a cuidar y pagar a nosotros mal vamos.

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    1. Es que es una patología que causa un malestar gordo. Y si encima te pilla de nuevas, con un entorno que no esté preparado... pues tiene que costar. Yo estoy contenta porque mi entorno se va portando (no puedo decir que lo termine de entender, pero ahí van) y mis doctoras sabían donde redirigirme (salud mental) pero se encontraron con el problema de los tiempos: una lista de espera de casi 3 meses para atender una patología del postparto inmediato. Por eso yo creo que hace falta un mejor protocolo con unidades específicas sobre depresión postparto a las que puedan derivarte (ideal sería que te evaluaran cada X semanas) si te detectan en un tiempo prudencial.

      Tengo una amiga que no está consiguiendo pasar de su médico de cabecera y su matrona no quiere derivarla tampoco si el de cabecera dice que 'ya se le pasará'. Y a ver, puede que se le pase o puede que no, pero sería bonito que la evaluaran desde salud mental solo porque ella tiene esa duda de '¿y si lo que me pasa no es tan normal?'.

      La maternidad es compleja y el postparto es una de las partes que más lo complican. Con lo bien estructurado que está el embarazo y lo mal (o la mala sensación) que deja el postparto!

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